Agente Libre Digital
·3. Dezember 2024
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Noche de frío y de buen fútbol en el Helmántico, el feudo que hace no tanto recibía a los mejores de nuestro fútbol hoy está relegado a la cuarta categoría, pero aún sigue brindando noches para el recuerdo.
Entre nostalgia por las citas pasadas y esperanza por las que seguro están por venir los aficionados del Salamanca UDS iban ocupando sus butacas para ver el choque ante el Real Club Celta en la categoría que no entiende de grandes ni pequeños.
En las gradas, abuelos contándole a sus nietos gestas de un equipo que, aunque desaparecido a efectos prácticos, sigue en el corazón de todos los que tuvieron la gran suerte de ser contemporáneos a él.
Ni cinco minutos aguantó con vida el sueño charro, un error en salida de balón puso el primero en bandeja de plata a los vigueses y Swedberg, a placer, no perdonó. Poco o nada importó el gol visitante a los aficionados del conjunto salmantino.
El Celta trató de calmar el partido cediéndole la pelota a los blanquinegros y tapando espacios anteriores, pero el Salamanca comenzó a crecer en el encuentro incomodando cada vez más la meta rival con centros laterales. Un desbarajuste en el área celtista despertó los ¡UY! de la grada y certificó los buenos compases charros.
Tras unos minutos de letargo, Alfon rozó la sentencia en una espectacular cabalgada en la que tan solo estuvo desacertado en la definición.
Tras la media hora de juego el Celta consiguió un penalti en una jugada de pura astucia en el área. Hugo Sotelo hizo los deberes y con una maestría y un temple impropios para su edad envío la pelota a dormir plácidamente a la red. Antes si quiere de llegar al descanso el Celta asestó el golpe definitivo a un Salamanca que, hasta el momento, no había cesado en sus intentos de recortar distancias. Pablo Durán fue el encargado de rematar a placer el envío de Alfon que le cedió los honores tras una gran acción individual.
Después de que el cuarto árbitro mostrase el cartelón Emaná tuvo en sus botas el gol que hiciese creer a los suyos, pero la diosa fortuna no lo quiso así y estrelló el esférico contra el palo.
La segunda mitad arrancó con un ritmo pausado, fiel reflejo del resultado que imperaba en el encuentro. Con el paso de los minutos el Celta fue cediendo metros, pero el Salamanca no conseguía encontrar el más mínimo resquicio.
En la primera acción en la que los vigueses volvieron a salir de la cueva Allende encontró su premio particular en forma de gol. Los de Giraldez no levantaron el pie del acelerador y lograron redondear la goleada con ‘una manita’.
Fer López redondeó su noche y aumentó la sangría poniendo el segundo en su cuenta particular gracias a una definición de auténtico killer de área, pero tan solo sería un aviso de lo que estaba por venir. En el último suspiro del encuentro Fer decidió llevarse el balón de recuerdo a casa e instauró en el marcador el 0-7 definitivo.