La Galerna
·21. Januar 2025
La Galerna
·21. Januar 2025
Buenos días, amigos. Andábamos apalancados ayer en la silla de trabajo cuando entró en nuestro cerebro, vía nervios óptico y auditivo, un vídeo en el cual Laporta salía de los juzgados tras declarar como investigado por un presunto delito de estafa. Una familia a la que le había tocado la lotería denunció que depositó su dinero y su confianza en él y volaron casi 5 millones de euros.
Llamadnos locos, pero esperábamos que, ante una acusación tan grave al presidente de un club como el Barça, la prensa hiciese su trabajo y le cuestionase sobre el asunto. Pues no, un estofado de alcachofas decidió preguntarle por el arbitraje del Getafe-Barça. Es como si tuviesen delante al presunto autor del robo del siglo y se interesasen por si quien le vendió la pistola con la que atracó el banco le trató bien o mal. No es nada nuevo, la prensa, que al igual que las plantas necesita ser regada para sobrevivir, es uno de los actores necesarios de esta película.
Para rematar la faena, Laporta calificó de vergüenza el arbitraje del Coliseum y tildó de escándalo que no se pitase penalti sobre Koundé. La verdad es que tiene su lógica, cuando uno se ha pasado décadas pagando millones de euros al CTA espera un servicio completo con final feliz, y que a las dos expulsiones perdonadas a jugadores del Barça y a la falta previa omitida en el gol culé se le sume la señalización de la pena máxima sobre Koundé.
Después de asistir al show del señor de las palancas, asistimos al de Simeone, quien, tras recibir sus choladas sendas respuestas contundentes de Ancelotti y Ceballos, contraatacó con la bondad que lo caracteriza. Nuestro cerebro relacionó conceptos y envió las señales nerviosas necesarias para poner en marcha los dedos y reproducir la canción Me llaman mala persona de Académica Palanca:
Solo porque perforé el muslo de un compañero de profesión provocándole una erupción de sangre y dejándole la pierna con más agujeros que el acetato sobre el que filma una película…
Me llaman mala persona,
me llaman mala persona,
me llaman mala persona.
Solo porque utilizo recursos antirreglamentarios para obtener ventajas deportivas desde el banquillo, hago gestos obscenos a los aficionados rivales y me lanzo a buscar pelea contra jugadores, a poder ser jóvenes como Varane, tras perder finales de Champions para justificar mi sueldo ante la afición…
Me llaman mala persona,
me llaman mala persona,
me llaman mala persona.
Solo porque compadreo con un grupo neonazi que tiene sometido al club que me paga, el cual se apropiaron indebidamente mis jefes, aunque de manera debidamente prescrita, como es habitual en este país…
Me llaman mala persona,
me llaman mala persona,
me llaman mala persona.
Solo porque albergo rencor y frustración a raudales y no dudo en liberarlos contra el Madrid cuando necesito desviar la atención de un problema o echar un capote al Barça…
Me llaman mala persona,
me llaman mala persona,
me llaman mala persona.
Y es que no hay
no, no hay derecho, no, no hay, no lo hay,
no, no hay derecho, no, no hay, no lo hay,
no, no hay derecho, no, no hay, no lo hay.
Ni lo ha habido ni lo habrá.
Simeone es uno de los protagonistas de la portada de Marca. El otro es Xabi Alonso, que ayer declaró lo que ya sabemos, que «el lazo con el Madrid es muy fuerte». Ambos estaban fuera del terreno de juego en aquella noche de Lisboa. Y ambos saltaron al mismo por motivos diferentes: uno para buscar bronca, otro para celebrar y dar abrazos. Los actos definen a las personas.
Una de las personas más definidas por sus actos es Baena. Tras provocar episodios de una bajeza repugnante, ayer envió a un compañero de profesión al hospital tras propinarle un violento golpe desentendiéndose del balón. El marcador reflejaba un 4-0.
Luego alguien le llamará mala persona y se molestará.
Pasad un buen día.