Offsider
·10 January 2025
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Repasamos el gris historial del tenis español en el primer Grand Slam de la temporada, el Open de Australia. Solo Rafa Nadal sabe lo que es ganar en las antípodas.
La relación del tenis español con el Open de Australia es, cuando menos, enrevesada. Durante muchos años, hasta el aterrizaje en la élite de un tal Rafael Nadal, el Mayor Aussie era considerado territorio comanche para los tenistas de La Armada. Y no, no son exageraciones. La historia y los números no engañan. La lista de jugadores/as que han alcanzado la final en tierras australianas no es extensa, pero sí lo suficientemente amplia como para sacar conclusiones.
El mal fario comenzó en 1968, cuando el catalán Joan Gisbert sucumbió en la final del Abierto de Australia ante el local William Bowrey. Un año más tarde, recién instaurada la Era Open, Andrés Gimeno corrió la misma suerte que Gisbert y cayó derrotado ante todo un mito viviente del tenis australiano, Rod Laver.
El maleficio se trasladó entonces a la década de los 90. Arantxa Sánchez Vicario alcanzó la final hasta en dos ocasiones: 1994 y 1995, pero entre Steffi Graf y Mary Pierce, se las apañaron para que la barcelonesa no ganase un solo set. Conchita Martínez cogió el relevo de Arantxa en 1998, pero fue vapuleada por la talentosa Martina Hingis. Carlos Moyá tampoco fue capaz de robarle un solo set a Pete Sampras en la final de 1997. ¿Sería capaz alguien de romper aquel muro?
Carlos Moyá y Pete Sampras posan con los trofeos en el Open de Australia de 1997 | Imagen: Clive Mason/ALLSPORT.
Con el cambio de siglo, apareció en escena Rafa Nadal. Hubo que esperar 12 años para ver de nuevo a un español competir por el trofeo Norman Brookes. En un partido precioso que se fue al quinto set, Nadal, como ya hiciera en Wimbledon 2008, superó a Roger Federer para capturar así su primer título en Melbourne Park. De aquella final se recordarán para siempre las lágrimas del suizo tras hincar la rodilla, una vez más, ante su gran rival. Por fin se había terminado la mala racha.
Hablar de Rafa Nadal y el Open de Australia es como contar el romance de dos adolescentes: hubo buenos y malos momentos. En Melbourne, el mallorquín perdió hasta cuatro finales, una de ellas ante Novak Djokovic en 2012, la más larga hasta la fecha en un Grand Slam. Las lesiones también azotaron al manacorí en las antípodas y, si no, solo hay que recordar aquella final en 2014 frente al suizo Stan Wawrinka.
Rafa Nadal tras caer lesionado en el Open de Australia 2023 | Imagen: Daniel Pockett/Getty Images.
En 2022, después de incontables infortunios, Nadal firmó el famoso ‘The Miracle in Melbourne’. De un plumazo, en un desenlace trágico propio de una película de 007, el manacorí le dio la vuelta a un partido que tenía perdido ante el correoso Medvedev. Nadie daba un duro por Rafa, ni siquiera el Win Predictor, pero su espíritu competitivo; indomable e incontrolable, lució como nunca antes. Una gesta más. Una hazaña más. Nadal era bicampeón en Australia.
Antes de que Nadal conquistase Melbourne por segunda vez, Garbiñe Muguruza cedió ante Sofia Kenin en la final femenina del 2020. La hispano-venezolana fue la última mujer con pasaporte español que pisó el partido por el título en el Mayor oceánico.
Con Nadal y Muguruza retirados, el aficionado español se agarra a la figura de Carlos Alcaraz. El murciano tiene el suficiente potencial como para triunfar sobre las pistas rápidas de Melbourne Park, y se ha marcado como objetivo completar el Career Grand Slam (solo le queda por ganar el Open de Australia) muy pronto. Mientras Carlitos persigue su propósito, es preciso afirmar que el Open de Australia no trae muy buenos recuerdos a La Armada.