Fútbol chileno… ¿Fútbol senior? (por @NachoJOsorio1) | OneFootball

Por Ignacio Osorio

El fútbol chileno enfrenta una crisis estructural que trasciende lo deportivo. Cada año, los mercados de fichajes reflejan una preocupante falta de estrategia y visión a largo plazo por parte de los clubes. La constante apuesta por jugadores veteranos, extranjeros de perfil bajo y la poca movilidad interna de talentos nacionales pone en evidencia la precariedad en la planificación deportiva. Esta situación no solo afecta el nivel de competencia local, sino que también limita el potencial del país para destacarse en torneos internacionales.

Un ejemplo reciente es el regreso de Gary Medel a Universidad Católica. A sus 37 años, Medel retorna al club que lo vio nacer futbolísticamente, tras una extensa carrera en Europa. Si bien su experiencia es invaluable y su liderazgo puede ser clave en el vestuario, su incorporación refleja la tendencia de apostar por futbolistas veteranos en lugar de invertir en jóvenes talentos que puedan aportar frescura y proyección a largo plazo. La vuelta de ídolos como Medel o de jugadores cercanos al retiro refuerza la idea de que el fútbol chileno carece de un plan para renovar sus planteles y mirar hacia el futuro. Otro ejemplo de esto, y que pese a que su presente lo avala, es el de Claudio Aquino (33), quien si bien viene de ser uno de los mejores del torneo argentino en Vélez, pues no deja de tener una edad avanzada lo que, en el caso del Cacique se suma a otros, como Vidal, Isla, Pavez o Correa, quienes ya pasa con consideración las tres décadas.

En cuanto a los fichajes de extranjeros, destaca la llegada de Cecilio Waterman a Coquimbo Unido. El delantero panameño, de 33 años, retorna al fútbol chileno después de un paso por Alianza Lima en Perú. Aunque Waterman ha demostrado ser un delantero eficaz en el pasado, su contratación se alinea con la tendencia de traer jugadores foráneos de recorrido limitado, en lugar de buscar talentos emergentes que puedan ofrecer un mayor impacto y valor de reventa. Este patrón subraya la dependencia de los clubes chilenos de soluciones inmediatas y, muchas veces, poco efectivas.

Otro problema recurrente es la dificultad para transferir jugadores entre clubes del torneo local. El fútbol chileno carece de un mercado interno dinámico, con transacciones entre equipos limitadas por pretensiones económicas desmedidas o simples falta de acuerdos. Esto no solo dificulta la movilidad de futbolistas nacionales, sino que también afecta la competitividad global del torneo. En un contexto donde la exportación de jugadores es una fuente clave de ingresos, la falta de rotación interna impide el desarrollo de nuevos talentos y la consolidación de figuras destacadas dentro del campeonato.

Para comprender el impacto de estas decisiones, basta observar el desempeño de los clubes chilenos en torneos internacionales. La incapacidad de competir frente a

equipos de ligas como la argentina, brasileña o incluso ecuatoriana refleja una crisis que no solo es económica, sino también estructural. La dependencia de futbolistas mayores o extranjeros con trayectorias modestas es una solución temporal que no enfrenta las causas profundas de la problemática: la falta de inversión en fuerzas básicas, la escasez de proyectos de formación sólidos y la ausencia de una política integral que fomente el desarrollo del talento local.

Si el fútbol chileno desea recuperar el protagonismo que alguna vez tuvo, es imperativo que los clubes adopten una visión estratégica en sus mercados de fichajes. Esto implica priorizar la formación de jóvenes, establecer políticas para potenciar el mercado interno y ser más exigentes en la elección de refuerzos extranjeros. Solo así podrá construir un ecosistema competitivo y sostenible que no solo beneficie a los equipos, sino también al espectáculo y a la hinchada.