La paja ajena y la viga propia | OneFootball

La semana ha arrancado con enorme estruendo por una buena parte de la artillería mediática culé. No pueden concebir que el club de sus amores sea tan injustamente tratado por ese nuevo artilugio que llegó para regular y mejorar el fuera de juego y que está acabando como un nuevo bodrio del sistema arbitral español.

Y les digo una cosa, una porción de razón tienen. Su gran problema reside en que protestan y elevan la causa a problema nacional cuando se sienten perjudicados, mientras callan y lo asumen cuando salen beneficiados, que es casi siempre.

La semana pasada comenté en la radio que si a cualquiera de los llamados grandes les anulan dos goles en un clásico, por “fueras de juego de uña” la hubieran liado parda. Siete días después, bendito karma, parece que muchos quieren ver la paja en el ojo ajeno, pero jamás la viga en el propio. Y ese es el problema. La prepotencia con mayúsculas y el desprecio a la opinión del resto.

Conste que estoy en contra del artilugio “semiautomático” y del VAR en general. Han llegado para empeorar el fútbol y crear polémicas donde ya existían, no han mejorado nada, esto es un desastre. Sancionar tales fueras de juego es atentar contra la norma y el espíritu del mismo. Se van a cargar el fútbol. El fuera de juego nació para invalidar la ventaja del atacante sobre el defensor. Por tanto,  muchos nos preguntamos qué ventaja supone la uña del pie de Jofre Carreras, en los dos goles anulados al RCDE en Montjuic,  o la punta de la bota del polaco Lewandowski en Anoeta.

La respuesta es ninguna, absolutamente ninguna ventaja. Pero hay que decirlo y pensarlo siempre, a las duras y a las maduras. Ahí estaría la diferencia, hay quien sólo navega con el viento a favor y no sale del nido cuando sopla en contra. ¡En esto del fútbol, ya nos conocemos todos hace mucho, mucho tiempo! Y los grandes gerifaltes del deporte rey, que vayan con cuidado porque, a este paso, se van a cargar este bendito y gran deporte.