El Amague
·11 de noviembre de 2022
El Amague
·11 de noviembre de 2022
Por: Wilder Buleje
Paco Bazán, el arquero del tercer milenio como entusiastamente alguna vez lo llamó Rubén Marruffo, expresó su molestia a través de ATV por los hinchas peruanos que buscan una foto con el portero australiano Andrew Redmayne.
Bazán también arremetió contra Pedro Gallese, titular indiscutible en el pórtico de la selección peruana- por pedirle a los aficionados que publiquen noticias del excéntrico atajador australiano que nos dejó fuera de la cita mundialista de Qatar 2022 que arranca el próximo domingo.
¿Ibáñez sabía que Australia tenía un arma secreta en caso de una definición por penales? ¿Informó al técnico Ricardo Gareca para que éste tomara providencias con los posibles candidatos a ejecutar el tiro de los doce pasos?
La pena máxima que Redmayne ocasionó a la afición nacional ha sido grande, pero él solo hizo lo que sabía hacer. La responsabilidad recae en el comando que dirigía Gareca por no tenerlo en el radar y neutralizarlo con jugadores debidamente adiestrados en ese ardid.
El fútbol nunca perderá su esencia picaría. Los australianos la usaron en alta dosis y los peruanos caímos como paltas de un inocente árbol.
Que los aficionados reconozcan y se tomen fotos con Redmayne nada tiene de criticable. Al contrario, deviene en un reconocimiento a nuestra falta de atención y viveza.
No voy a responsabilizar a Óscar Ibáñez, pero si él no sabía quién era Redmayne entonces nos metió en un hoyo de tristeza insondable. Solo puede decir que al loco Alfredo Honores no se le escapaba esa paloma.
Como se recuerda, Honores llevó todo el exitoso proceso a Rusia 2018, pero a mitad de la eliminatoria Qatar 2022 no se le renovó contrato -en palabras del propio Gareca- y fue reemplazado por Ibáñez.
Si a Bazán le incomoda Redmayne y los aficionados que lo requieren, le sugiero que busque a Ibáñez y le pregunte si conocía algo del segundo arquero de Australia antes del repechaje. Después que critique a quien corresponda.
Mientras tanto Redmayne -para bien o para mal- seguirá presente en la memoria colectiva de los hinchas de la blanquirroja.