lavidaenrojiblanco.com
·16 de septiembre de 2024
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Siempre son complicados los regresos del parón de selecciones, muchos kilómetros, muchos minutos, muchos jugadores que no saben todavía si se han bajado del avión. Pero el Atleti ayer regresó bien, con un bloque que parece que va armándose sólidamente, con una goleada, no de estas apabullantes, sino más bien al trantrán, que además sirvió para estrenar a Gallagher y a Julián, especialmente importante su gol postrero, porque ya elimina esa pesada losa que se cierne sobre los delanteros hasta que anotan su primer tanto.
El Atleti salió de inicio con la formación típica, Giménez, Le Normand y Azpilicueta en el fondo, Llorente y Lino en los costados, De Paul, Gallagher y Koke al medio y la punta de ataque para Griezmann y Sorloth. Sometió al Valencia desde el minuto uno, lo empujó contra su mejor valor, el portero Mamardashvili y solo sus acciones lo mantuvieron en el partido hasta que llegó el primer gol. Se ordenó bien el equipo de Baraja, y se afanó por defender, con el equipo muy juntito cerca del área, regaló el espacio intermedio y también el balón al Atleti, que no encontraba el tanto que abriese el partido a lo que le gustaría.
Sorloth evidenció que no es Haaland aunque se le parezca tanto a veces en un mano a mano que marró incomprensiblemente y en un remate posterior, también franco, sin oposición, que mandó muy alejado de la portería. Estas dos ocasiones tan claras influyeron en el ánimo del delantero, que quedó apocado. Antes había tenido buenos minutos, participativo, tratando de descargar el juego de espaldas, cayendo a banda, facilitando que la defensa valencianista perdiese de alguna manera sus referencias.
MADRID, SPAIN – SEPTEMBER 15: Antoine Griezmann of Atletico Madrid scores his team’s 2nd goal during the LaLiga match between Atletico de Madrid and Valencia CF at Estadio Civitas Metropolitano on September 15, 2024 in Madrid, Spain. (Photo by Denis Doyle/Getty Images)
Mucho dominio, muchos córners, algunas ocasiones, muy claras, pero el cero a cero persistía hasta que en el treinta y nueve, el Atleti abrió el partido con una contra fulgurante comandada por Griezmann, que cedió a De Paul y éste, en un pase memorable entre las piernas del defensa ché, encontró entre líneas dentro del área a Gallagher, que controló y marcó. Uno a cero y desde ahí todo pareció más fácil.
En la segunda mitad, cuando el Valencia se vio obligado a poner otra cara, a intentar salir un poco de su campo, tomar el balón, tener iniciativa, intentar ver qué vestimenta traía Oblak esa noche, se encontró con la sentencia, una jugada por la derecha en la que Llorente centra de exterior y un remate fallido de Lino le sirve a Griezmann para demostrar que su olfato goleador sigue intacto. Remate de primeras ganando la cartera a la defensa y dos a cero. Desde ahí el partido entró en la duermevela que tal vez sea normal en un partido de estas características, tras tantos kilómetros y minutos. Simeone introdujo los cambios en tres turnos: primero Correa y Julián, juego Riquelme y por último Giuliano y Reinildo. Lo cierto es que las sustituciones no aportaron el dinamismo que se esperaba de ellos. El Valencia comenzó a dominar sin mordiente, el Atleti le dejó hacer, pero no tuvo la energía de salir para hacer algún gol más, es como si todos hubieran activado ya el modo de descanso activo. Solo al final, ya en el descuento, Riquelme realizó una galopada de las suyas para servir a la araña su primer picotazo. Gol de delantero cazagoles, cristal roto, tres puntos y es bueno también reseñar que se logró la cuarta portería a cero consecutiva, algo que estaba olvidado y no deja de ser maravilloso.
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