REVISTA PANENKA
·17 de noviembre de 2022
REVISTA PANENKA
·17 de noviembre de 2022
Hay relatos que se quedan grabados en las retinas de los aficionados. Momentos únicos, especiales, que trascienden con el paso de los años. Momentos de felicidad que pasan de generación en generación. Y en Hisinger, la cuarta isla más grande de Suecia y que forma parte del municipio de Göteborg, acaban de vivir uno de estos instantes. En una de las ciudades más futboleras del país escandinavo se acaba de escribir una nueva historia de aquellas que nos emocionan. El BK Häcken ha ganado la Allsvenskan, la primera división sueca, por primera vez en su historia. Gotemburgo siempre había estado dominada por un gigante, el IFK Göteborg, un equipo que gozó de popularidad en los años 80 y que maravilló a un continente entero. Pero su popularidad ha bajado en los últimos años y esto lo ha aprovechado el Häcken, el hermano pequeño, para firmar una hazaña digna de publicar en la Feria del Libro de Gotemburgo. Durante los meses de agosto/septiembre se celebra en el Centro de Exposiciones y Congresos de Suecia, situado en el centro de la ciudad, el mayor evento dedicado a la literatura de Escandinavia. Una oportunidad excelente de impregnarse de la sociedad norteña. Y de maravillarse de su cultura. Y de pasearse por sus calles. Aunque, sin embargo, también es una buena idea recorrer la urbe costera en estos momentos de euforia deportiva. Y es que los ‘Getingarna’, ‘avispas’ en sueco, el sobrenombre del BK Häcken, se han ganado el corazón de los aficionados al fútbol escandinavo.
Pero remontémonos al verano de 1940 cuando un grupo de jóvenes de entre 14 y 15 años, enamorados del fútbol, decidieron crear una organización para poder jugar en el sistema liguero nacional. En ese momento se sentaron las bases del BK Häcken, pero no fue un camino de rosas. En primera instancia se decidió el nombre de BK Kick, pero ese nombre ya estaba tomado por otro conjunto. Así pues los jóvenes decidieron llamarlo Häcken, ‘seto’ en español, debido al matorral que había al lado del campo donde solían jugar. Las camisetas amarillas y negras que decidieron usar no fue una cuestión de gustos, eran las únicas que había en la tienda de deporte donde fueron a comprarlas. De ahí el apodo de las avispas. Tenían el nombre del equipo y las equipaciones, pero faltaba lo más complicado, entrar en la Confederación Nacional de Deportes de Suecia. Y es que los muchachos eran demasiado jóvenes como para poder disputar fútbol senior y tuvieron que esperar tres años, hasta 1943, para competir a nivel nacional.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el club decidió invertir fuerte para subir de división y se incorporaron algunos jugadores del servicio militar. La inversión dio sus frutos y el conjunto consiguió promocionar tres divisiones en tres años, hazaña que les permitió recibir el sobrenombre de los ‘Cometas’ por su impresionante racha de victorias. En 1953 llegaba la primera oportunidad para los ‘Getingarna’ de subir a la máxima división del fútbol sueco. Pero una derrota frente al Kalmar FF les privó de su sueño y, además, el año siguiente bajaron a tercera división, donde pasaron el resto de la década. Los años 60 e inicios de los 70 no fueron los mejores para los de Gotemburgo, que se vieron inmersos en problemas económicos y además no conseguían ascender de tercera división. En 1977 y con el histórico Agne Simonsson ahora como entrenador, alcanzaron la codiciada segunda división. La nueva década empezó igual de fuerte que lo terminó la anterior, después de jugar dos playoffs de ascenso sin éxito, consiguen finalmente el ascenso a la máxima división en 1982 después de derrotar al Norrköping. El club está donde se merece. Pero la marcha de Simonsson al rival Örgryte desestabiliza al equipo, que termina último en su temporada de debut.
Un grupo de jóvenes de entre 14 y 15 años, enamorados del fútbol, decidieron crear el verano de 1940 una organización para poder jugar en el sistema liguero nacional. En ese momento se sentaron las bases del BK Häcken, pero no fue un camino de rosas
La historia del BK Häcken se caracteriza pues por una constante lucha por ascender a la primera división de Suecia pero sin mucho éxito. En 2008 consiguen finalmente la ansiada constancia que los hace permanecer en la Allsvenskan por más de una temporada. En la temporada 2011-12 juegan en Europa después de conseguir el premio al Fair Play sueco y esa misma temporada finalizan segundos en liga, la mejor clasificación de la historia del club, hasta el momento, gracias a los 23 goles del ghanés Waris Majeed. Y, en 2016, llega la consecución de su primer gran título, la copa de Suecia, después de vencer al club más laureado de Suecia, el Malmö. En 2019 consiguen su segunda copa y se consagran como uno de los equipos a tener en cuenta en Escandinavia.
Pero en el fútbol no todo es un cuento de hadas. En 2021 el BK Häcken se encuentra en la última posición de la liga en junio y empiezan a saltar las alarmas. Además, por si fuera poco, el entrenador del equipo, el exjugador Andreas Alm, y técnico que levantó la segunda copa del conjunto, abandona Suecia para unirse al Odense danés. Es cuando el club de Hisingen confía en el exseleccionador noruego Per-Mathias Høgmo para hacerse cargo del equipo y remontar el vuelo de ‘Los cometas’. Y así lo hace, ya que consigue salvar al equipo alcanzando la duodécima plaza en liga. Trabajo hecho. Pero toca pensar en la edición de 2022. El devenir del equipo no se explica sin la contratación de Jordi González como preparador físico del equipo. El español llega a Suecia de la vecina Noruega donde había estado durante ocho años entrenando, entre otros, a la selección noruega entre agosto de 2014 y febrero de 2017, donde coincidió con Per-Mathias. Esta coincidencia, o decisión del destino, es la que llevó al entrenador noruego a traer consigo a González para empezar una aventura en Hisinger. La temporada no empezó del todo mal para el conjunto amarillo y negro, que sacó ocho de los primeros doce puntos posibles, con solo una derrota, ante su eterno rival, el IFK Göteborg. A ese inicio le siguió una racha de nueve partidos sin perder que se vió truncada con el asalto del Djugården, uno de los grandes del país, al Bravida Arena, casa del Häcken. Pero desde ese momento todo cambió. Y es que desde ese 24 de julio el equipo no ha perdido aún ningún partido en la Allsvenskan y pese a una racha de cuatro empates consecutivos, nunca se ha despegado de las partes delanteras de la tabla para terminar escribiendo su nombre en el trofeo de campeones.
“El resto de clubes de la liga o los aficionados no tenían muchas expectativas puestas en nosotros. Pero desde dentro éramos conscientes del trabajo y de cómo queríamos hacerlo y, al final, los resultados han confirmado nuestra visión, los procesos de entrenamiento o las dinámicas de grupo”, cuenta Jordi González para Panenka. También hay que entender que la liga sueca es diferente, en varios aspectos, a las demás ligas europeas. “Muchos equipos pueden ser campeones de la Allsvenskan”, asegura Linus Petersson, periodista del Expressen. “El Malmö es el gran favorito cada año, porque son los más ricos, pero detrás de ellos hay cuatro, cinco y hasta seis equipos que tienen la oportunidad de ganar el título cuando el Malmö tiene una mala temporada”. Y, curiosamente, cada siete años se da la coincidencia que un club de menor estatus puede cantar el alirón, como el Hammarby en 2001, el Kalmar en 2008, el Norrköping en 2015 y el Häcken esta temporada. “Estas situaciones impredecibles son unas de las cosas que más nos gustan a los aficionados suecos”, afirma Peterson. El BK Häcken ha sabido aprovechar la debacle del Malmö en 2022 que, ni primero con el sueco Milos Milojevic ni después con el noruego Åge Hareide, ha podido, ni tan solo, acercarse a la clasificación para competiciones europeas. Y también han sacado el máximo rendimiento del mercado de traspasos gracias a la figura del director deportivo sueco y ex jugador, Martin Ericsson, y el jefe de scouting Hampus Andersson. “Han encontrado jugadores que han entrado perfectamente en la plantilla y se han adaptado al estilo de juego”, comenta el periodista sueco. “Además, lo han hecho sin gastar mucho dinero. La mayoría de jugadores los han firmado al final de su contrato o pagando poco por ellos. También han encontrado jugadores en ligas y sitios donde nadie busca”. Como es el caso del danés Mikkel Rygaard, que estaba en la segunda división polaca y esta temporada ha sido clave en la sala de máquinas del Häcken con 11 goles y 4 asistencias en 28 partidos.
30 de octubre de 2022. El día que nunca va olvidar el club de Hisingen. El BK Häcken visitaba el Gamla Ullevi, estadio de su máximo rival, el IFK Göteborg, delante de un ambiente caldeado y con una afición entregada y decidida a ponerle las cosas difíciles al líder de la competición. Pero el IFK no fue rival del Häcken que ya ganaban a los seis minutos de partido con un gol del delantero jamaicano Turgott. A la media parte, el resultado era de 0-3. Y al final del partido, 0-4. Un resultado para la historia. El Häcken era campeón de la Allsvenskan por primera vez en su historia y además certificaba el título en casa de su hermano grande, del todopoderoso Göteborg. “Los astros se alinearon para que todo pasara de una forma muy romántica y épica”, expresa Jordi González. Y es que además, el Häcken ha ganado la liga practicando un fútbol vistoso que ha maravillado a la prensa sueca. Per-Mathias Høgmo ha propuesto un esquema en 4-3-3, con un estilo de fútbol asociativo, algo bastante inusual en Suecia. Además ha dado las riendas del equipo a la línea de mediocampistas, que se ha convertido en el eje del equipo y aquellos que generan las dinámicas de la parte ofensiva. “Estamos muy contentos por ganar la liga y clasificar el equipo para las previas de competición europea pero sobre todo por cómo lo hemos hecho, practicando un fútbol vertical y atractivo”, explica el preparador físico español. Estas palabras están respaldadas por los números ofensivos que presenta el conjunto sueco, que ha terminado la liga con 69 goles a favor. 22 de estos 69 goles los ha anotado el goleador del equipo y de la competición doméstica, Alexander Jeremejeff. “Cuando yo llegué aquí Alex no estaba en su mejor momento de forma, pero hemos trabajado con él y con los otros jugadores del equipo, hemos cambiado la cultura a nivel de trabajo y hemos creado protocolos en los que el jugador se tenía que implicar más y tener responsabilidad. Y los jugadores lo han aceptado”, sentencia González. El técnico habla de las tres fases por las que tiene que pasar un jugador con la llegada de un nuevo cuerpo técnico: la fase de alerta, dónde el futbolista ve que alguna cosa está cambiando en su entorno, la fase de la tormenta, cuándo se presentan los problemas que pueden provocar diferentes reacciones en los deportistas, y la fase de rendimiento y resultados, cuando los jugadores ya están acostumbrados a la ética de trabajo pedida. “Hemos tenido que trabajar de cerca con el jugador, no sólo para contarle cómo hacer las cosas, sino el porqué de hacerlas de esta manera. Ellos se han hecho propietarios del proceso. Han reflexionado para entender por qué hacemos un entrenamiento de cierta forma o por qué hoy descansan. Hemos hecho un ejercicio muy pedagógico para que el jugador entienda qué es lo que ocurre”, dice Jordi.
“Lo más importante es que se ha creado una cultura de trabajo que antes no existía,” – manifiesta González – “nosotros siempre hablamos de tres aspectos: la innovación, la involucración y la inspiración”
La figura del técnico español también ha ayudado a prevenir muchas lesiones que fueron una de las principales causas del sufrimiento del equipo la temporada pasada. “La clave ha estado en como hemos periodizado los entrenamientos durante la semana”, asegura el preparador físico del Häcken. Pero es que Jordi González no solo se encarga del trabajo de prevención de lesiones, fuerza o gimnasio, su tarea está contextualizada dentro del juego. “Ahora entrenamos más que antes. Lo que digo con eso es que los jugadores se lesionaban porque no estaban entrenados para rendir”, asume González. En Suecia siempre ha habido el estigma de pensar que el entrenamiento es peligroso. “Yo siempre he sido contrario a esto. Si entrenas cuando toca y das los periodos de descanso después de cada entrenamiento, no tiene que haber un problema. Si hay una lesión que sea porque el jugador se pasa de la raya, no porque se queda corto”, sentencia.
Jordi González y su BK Häcken priorizaron el último tercio de la temporada, conocedores de la importancia que tenía para tener opciones en liga. Para poder llegar a ese tramo en las máximas condiciones se priorizaron tres métricas: las lesiones, tener al máximo rendimiento aquellos jugadores no habituales en el once inicial y el nivel de confianza. La mezcla de estas tres ideas ha sido la que ha marcado la diferencia con los otros equipos que estaban peleando por el título. “Lo más importante es que se ha creado una cultura de trabajo que antes no existía”manifiesta González – “nosotros siempre hablamos de tres aspectos: la innovación, la involucración y la inspiración”. La innovación es el hecho de juntar todas las herramientas, a nivel tecnológico, de análisis o de metodología, para sacar el mayor provecho al proceso de trabajo. La involucración es el proceso por el cual el jugador se hace suyo el entrenamiento, y tiene que saber el qué, el por qué y el cuándo. “Los futbolistas tienen que ser reactivos, se tienen que anticipar. Éste es el aspecto más clave de todos”, asegura Jordi. Y finalmente, la inspiración, el hecho de comportarse de una cierta manera que inspire al compañero a querer hacer lo mismo o hasta mejorarlo. Estos tres aspectos han sido claves a la hora de crear una cultura de trabajo dentro del club sueco y, además, han permitido al conjunto crecer y tener aspiraciones más altas de las que tenían a inicio de temporada. Y alguien que tiene mucho por decir en este contexto es Per-Mathias Høgmo. El entrenador noruego ha sido el principal valedor del mensaje que ha transmitido el BK Häcken esta temporada. Con un liderazgo a la par con el jugador y expresado de una forma más pedagógica y constructiva. Una visión muy escandinava.
El Häcken levantó el 6 de noviembre de 2022 su primera liga sueca. La primera de muchas. Puesto que gracias a la filosofía de trabajo de Høgmo y todos sus ayudantes, entre los que se encuentran Jordi González, han empapado a todas las esferas del club un espíritu ganador. Un espíritu de trabajo diferente al que estaban acostumbrados. Veremos, pues, si nos encontramos con algún relato parecido cuando paseemos por la próxima edición de la Feria del Libro de Göteborg. Aunque nada nunca podrá hacer cambiar la visión, y lo que ha representado este momento de la historia para los habitantes de Hisinger.
Fotografías cedidas por Jordi González.