Revista MadridistaReal
·13 de febrero de 2025
Carlo Ancelotti respira hondo
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Revista MadridistaReal
·13 de febrero de 2025
«Se han sacrificado todos», espetó Carlo Ancelotti la sala de prensa del Etihad una vez consumada la remontada frente al equipo de Pep Guardiola (2-3). Una noche más, con el himno de la Champions de fondo, el club de las 15 ‘Orejonas’ tiró de mística para despejar el camino de cara al encuentro de vuelta, que está fijado para la semana venidera (miércoles, 21.00 horas, Movistar +) en el Santiago Bernabéu. Ese triunfo en la casa ‘citizen’ se cimentó a partir del compromiso colectivo que había pedido Carletto a voz y grito antes de que echara el balón a rodar.
En la víspera, el preparador madridista, ante los medios de comunicación, avisó sin pelos en la lengua: «Es muy complicado pronosticar lo que va a pasar. Depende mucho de la actitud, la calidad, la confianza… es un partido de un nivel tan alto que hay que sacar la mejor versión en todos los aspectos». Unas premisas que, sin duda alguna, tocaron la fibra de su plantel, puesto que durante el encuentro se vieron cumplidas todas ellas.
Nada es casualidad. Desde el pitido inicial se pudo palpar que el Real Madrid estaba asentado en el partido. Sabía que se jugaba mucho pese a que el City llegara en horas bajas al Clásico europeo. Así las cosas, los blancos se sacrificaron hasta el último minuto: sobre todo, los cuatro tenores (Bellingham, Mbappé, Vinicius y Rodrygo), quienes no escatimaron a la hora de presionar arriba y echar una mano en propio campo. Cosa que no ocurrió en el primer periodo del derbi capitalino, lo que condujo a un tirón de orejas por parte de Ancelotti en el entreacto.
Ese fervor de la línea ofensiva se contagió al resto. «Si los de atrás ven que corremos y defendemos, eso hace que se contagie el equipo», confesó Rodrygo en la previa del duelo de Champions. Con lo cual, Tchouaméni y Asensio consiguieron apuntarse la matrícula de honor, y tanto Valverde como Mendy se desfondaron para frenar las acometidas locales. El intento que parar a Halaand, el buque insignia de Guardiola, no era ni mucho menos moco de pavo.
Luego, en la medular, Ceballos y Camavinga supieron leer a la perfección lo que tocaba en cada momento. Y bajo la custodia de Courtois, el Madrid logró mantenerse en pie. Aunque en el 86′ de encuentro el marcador lucía un 2-1 en contra, en apenas seis minutos Brahim y Bellingham le dieron la vuelta a la tortilla.
Todo un giro de 180º que debe fructificar en un pase a octavos de final de la máxima competición continental. Al mismo tiempo, el compromiso colectivo tiene que verse día sí y día también en el plantel de Carlo Ancelotti a fin de coleccionar más títulos en la presente campaña. En clave madrididista, la cosecha de la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental es insuficiente. Miga de pan. El camino está claro. Nítido. No hay pérdida.