Vermouth Deportivo
·19 de octubre de 2024
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·19 de octubre de 2024
En un final dramático, Ciudad de Bolívar venció a Independiente de Chivilcoy por 1-0 con un cabezazo de Martín Pucheta. Las Águilas avanzaron a los cuartos de final del Torneo Federal A, mantienen intacto el sueño de conseguir el ascenso a la Primera Nacional y esperan por su rival de la llave que se disputa entre Camioneros y Argentino de Monte Maíz.
En el primer duelo de la llave disputado el fin de semana pasado en Chivilcoy, el Rojo se había quedado con el triunfo por la mínima diferencia. Este viernes, levantando el telón de los partidos definitorios por los octavos de final de la Reválida, en el estadio Municipal Eva Perón de San Carlos de Bolívar, el elenco conducido técnicamente por Cristian Piarrou necesitaba imponerse para meterse entre los ocho mejores de esta fase del certamen.
La posición en la tabla general durante la fase regular del campeonato le otorga a Ciudad de Bolívar la ventaja deportiva para avanzar cuando la serie finaliza empatada tanto en puntos como en goles, por lo tanto, un gol de diferencia lo transportaba al Celeste a los cuartos de final y esperar los resultados del fin de semana para conocer a su próximo adversario en esta carrera por lograr el preciado segundo ascenso a la Primera B Nacional.
Con Gonzalo Schoenfeld parado como carrilero por la izquierda, el conjunto local dispuso un esquema ofensivo buscando desde el inicio el tanto que le brinde tranquilidad y trocar las obligaciones con un rival que llegó a este encuentro con la premisa de sostener el cero en su arco. Las Águilas usaban las bandas para atacar y en el primer cuarto de hora del partido llegó por duplicado hasta las barbas del portero Nicolás Sequeira.
Con el transcurrir de los minutos, el juego se tornó impreciso, muy cortados en la mitad de la cancha y pocas ocasiones manifiestas para abrir el marcador, apenas un remate de Enzo Benítez para la visita que se desvió al córner tras el justo cierre de Ignacio Lucero, mientras que el Cele convirtió a través de Román Bravo, no obstante, el tanto fue anulado por posición adelantada. En el balance, Bolívar fue un poco más, pero se fueron al descanso con el score en tablas.
El nerviosismo y la tensión se percibía desde las gradas, las imprecisiones en los pases y la falta de claridad lo hacían más evidente aún. El director técnico de Ciudad buscaba opciones ofensivas en su banca, con el ingreso del experimentado Israel Roldán consiguió mayor creatividad en ataque y generar algunas situaciones que fueron agigantando la figura de Nicolás Sequeira en el arco de Independiente.
A pesar de la insistencia, Bolívar no hallaba los caminos para vulnerar el cerrojo defensivo diseñado por Luciano Ábalos, el reloj comenzaba a extinguirse y la desesperación amarraba como un grillete los pies de los jugadores locales, pero en el epílogo de la contienda, un certero tiro de esquina ejecutado por Nahuel Yeri desde la derecha conectó, entrando por el segundo palo, Martín Pucheta se elevó más que ninguno en el borde del área chica, conectó con su parietal izquierdo para clavar la pelota abajo, contra el poste, en el rincón más distante del arquero y desató instantáneamente la algarabía de los simpatizantes y la locura total dentro del campo de juego.
El tiempo adicionado sirvió para que la escuadra de Chivilcoy busque la heroica, sin idea ni planificación, el Rojo fue “a la carga barraca”, pobló el área custodiada por Maximiliano Cavallotti, generó un par de tiros libres que elevarían el ritmo cardiaco de los espectadores, sin embargo, nunca llegó a disponer de una chance clara para empatar el encuentro y cambiar la tonalidad de una tarde que, aunque gozaba de los últimos momentos claridad, estaba teñida de celeste más que nunca en el resto de la jornada.