Regate Femenino
·24 de julio de 2023
Regate Femenino
·24 de julio de 2023
Apellidos, familias, tradiciones y una especie de fiebre por Maradona. Sobran motivos para unir lazos entre Italia y Argentina. Desde los Apeninos en Italia hasta los Andes en Argentina. 13.494 kilómetros separados por un océano pero unidos a la pasión por el fútbol. Bajo las miradas del mar de Oceanía, Italia ha derrotado a Argentina en un debut mundialista venido de menos a más y que ha terminado con la imposición del Calcio gracias al gol de Cristiana Girelli, capaz de cambiar la cara al partido en cuestión de cinco minutos después de entrar al terreno de juego.
En pleno cambio generacional, las alegrías siguen siendo una realidad en el fútbol italiano. Desde Giulia Dragoni, hasta la ya nombrada Cristiana Girelli. La primera tiene 16 primaveras. La segunda 33. Y efectivamente, la diferencia de edad entre ambas es de 16 años. Por si fuera poco, cuando Girelli debutó en la Serie A en 2006, Dragoni no había nacido todavía. Lo haría pocos meses más tarde. Dos generaciones opuestas unidas por un mismo objetivo: volver a ser protagonistas en un Mundial. En 2019 ya lograron llegar a cuartos de final, pero quien sabe si esta vez podrán mejorar los registros de cuatro años atrás.
Cristiana Girelli se ha confirmado como el nombre propio del encuentro, entrando en el 83’ y anotando el gol de la victoria en el 87’ después de un centro medido a la perfección por parte de Lisa Boattin que desataba la locura y el desenfreno en Italia. Delirio. Ese desenfreno que recuerda al Nápoles de Maradona en 1987. Porque de alguna forma u otra, nos guste más o menos, Italia y Argentina siempre tendrán una raíz que las une. A fin de cuentas, qué sería del fútbol sin poder ganarle a ‘tu hermano’. O sin poder disfrutar de esa pasión con la que se vive el fútbol en Italia y con la que lo han vivido hoy Girelli y sus compañeras bajo los focos del Eden Park.
33 primaveras, 16 años de carrera y un especial idilio con los Mundiales que sigue viviendo en la actualidad con plenitud. En el anterior Mundial nos dejó 3 goles en 4 partidos. En la vigente edición cinco minutos le sirven para reencontrarse con el gol. Es posible que hablemos de su último Mundial, pero la única certeza es que es imposible empezar mejor.
El Calcio está lleno de historias para ser contadas. Entre futbolistas y política, pero sobre todo de buen fútbol. Girelli y el humilde Brescia firmaron en la temporada de 2017/18 una de esas historias que estuvo cerca de ser una pesadilla para un gigante como la Juventus. La goleadora de aquel Brescia no era otra que Girelli, que nos dejó 17 goles en 20 partidos. El conjunto de Lombardía acabó empatado con la Juventus a 60 puntos en lo alto de la tabla, pero no se alzó como campeón de liga debido al ‘gol average’ entre ambos equipos.
En Turín no se podían permitir un año más bajo la amenaza de los goles de aquella delantera del Brescia que se convertía en pesadilla cada fin de semana, por lo que las piemontesas acabaron firmando a la flamante Cristina Girelli. El resto es parte de esas historias del Calcio que suceden en tiempo real. Desde entonces acumula ya tres títulos de Serie A, que si bien no se pudieron ganar en el Brescia, si en la Juve. Si no puedes con tu enemigo, únete a él.
Si hablamos de Girelli no podemos dejar a un lado a su mejor asociación, Barbara Bonansea, con la que coincide desde hace cinco años en la Juventus bajo un 4-4-2 muy significativo del fútbol italiano, donde el groso de los goles pasa por sus botas. Con ambas jugadoras habiendo superado la treintena de edad, prometen seguir demostrando su condición de rematadoras incansables en la expedición oceánica.
Mientras a día de hoy Girelli brinda tres puntos a las italianas con un gol en la recta final, en 2019 no podía ser otra que Bonansea la que clasificaba a las italianas para la fase final con un gol en el 95’ contra la Australia de Sam Kerr. Italia terminó superando los octavos de final y se quedó a las puertas de las semifinales cayendo en cuartos contra Países Bajos. Ahora, la seleccionadora Milena Bartolini vuelve a tener por delante un camino para redimirse y soñar. No sin antes superar la fase de grupos con esos rasgos de épica hasta el final como ya hicieran en 2019.
Como jugadora vivió los años de nacimiento de la Serie A, oscilando entre primera y segunda división. Nunca fue una estrella. Como entrenadora lleva seis años haciendo soñar al fútbol italiano y acogiendo generaciones que ahora pasan por las emergentes Giulia Dragoni y Chiara Beccari. Una selección que habitualmente no solemos incluir entre las favoritas pero que poco a poco se lo empieza a ganar a pulso con un juego atractivo que, si bien contra Argentina no ha vivido su mejor versión, sí la más épica con un gol en el 87′.
Poner en peligro la portería de Francesca Durante ha sido tarea complicada para la albiceleste, que además se ha forjado con una línea de cuatro formada por Lisa Boattin, Cecilia Savali, Elena Linari y Lucia Di Guiglielmo nada sencilla de desarticular. La idea del juego que trata de poner en práctica Milena Bertolini se identifica por un centro del campo joven, dinámico y participativo. Arianna Carusso y Manuela Guigliano aparecen para recibir y dejar a la joven y rompedora Giulia Dragoni para que ocupe un rol más cercano a la portería rival.
El partido fantasma de 1971
Según la Fifa los antecedentes entre Italia y Argentina son inexistentes, no así según los anales de historia. En 1971 ambas selecciones se midieron en la Copa del Mundo, un Mundial no reconocido por la FIFA, con victoria para las italianas por 4-0, aunque el resultado es lo de menos. Aquel Mundial con sede en México contrastaba con todo el lujo que vivirían las selecciones masculinas de los dos conjuntos diez años más tarde con Argentina en 1978 y Italia en 1982. Tal era el desapego de las instituciones hacia el fútbol femenino, que Argentina llegó a México sin cuerpo técnico. Únicamente se presentaron las jugadoras, pero esto es otra historia que ya os contamos: La otra Argentina olvidada.
La otra Argentina olvidada
Imágenes de Getty Images.
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