Stats Perform
·12 de abril de 2020
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A Sergio Vittor, jugador del Damak de Arabia Saudita, no le molesta pagar de más por un boleto de avión que lo lleve de vuelta a Argentina. Está desde el 13 de marzo en cuarentena por el coronavirus y, aislado de todo ser humano, sufre a diario. "Mi esposa no llegó a viajar desde Buenos Aires. Vivo solo en un complejo cerrado, construido por Estados Unidos para militares norteamericanos. Acá solo pueden entrar extranjeros, ni siquiera los árabes", confidencia en La Nación, en entrevista donde asegura esperar un gesto desde su país para sacarlo de allí: "Mirá, si querés ponelo así: 'Si me contagio de coronavirus en el camino, me chupa un huevo, con tal de volver a mi país'. Ya ni me importa contagiarme, a ese punto llegué".
"El club ya me autorizó a que me vaya, pero queda en mí buscar la forma. Estamos tratando de conseguir un vuelo privado desde Yedá, donde está Gil, hasta Madrid y ahí enganchar algunos de los aviones de repatriación que manda el canciller Felipe Solá. Ahora, los vuelos privados salen fortunas, no cuestan dos pesos con cincuenta. Los tres coincidimos en que la plata mucho no nos interesa. Ponemos lo que haga falta para irnos. Los más importante son los seres queridos. Si mañana me dicen 'tenés que pagar 20.000 dólares por un vuelo privado', le digo 'tomá', no importa, aunque deje de ganar. Lo pago con los ojos cerrados"
Sobre su rutina, el ex Racing y Universidad de Chile detalla que "no puedo dormir. Concilio el sueño a las seis, siete de la mañana, me levanto a las 10. Todos los días es igual. Estoy casi las 24 horas despierto, uno se vuelve loco. Te soy sincero: a las dos de la tarde me preparé la comida, son las siete y el plato sigue ahí. Uno no tiene ganas de hacer nada, un desastre. Pierde calidad de vida, se acuesta a cualquier hora, no duerme. Estoy más solo que un perro. Ni siquiera puedo entrenarme, salvo dentro de mi casa, pero no es un entrenamiento profesional, obviamente. Hago abdominales, pero no sirven un carajo. Tengo nada más que 10 metros para correr".
Colo Gil, otro que sufre en Arabia: Lo autorizaron a salir pero tampoco tiene cómo
Al momento de reflexionar sobre su paso al Medio Oriente, afirma que "en lo económico es el mejor contrato de mi carrera. Eso está clarísimo. Por algo vine a Arabia Saudita, por los proyectos económicos a futuro. Yo ya tengo 30 años. No vine para conocer la cultura y cobrar dos pesos. Esa es la realidad. El que dice que viene por lo deportivo está mintiendo porque acá el fútbol es una porquería. De todas formas, yo vine para hacerme un nombre en este mercado y quedarme varios años. Para eso hay que ser muy profesional y no abandonar nunca el espíritu competitivo".
En esa línea, critica la actitud de ciertos futbolistas de su liga y asegura que cualquiera de Argentina les superaría: "A veces me enojo de más en la cancha porque algunos compañeros no viven el fútbol como nosotros. Tengo que tratar de que ellos se acostumbren a mí y no yo a ellos, porque, si no, uno entra en un pozo de conformismo que no lo lleva a buenos lugares. En el plantel hay tres argelinos, dos tunecinos y dos argentinos. Los siete refuerzos somos muy competitivos y tratamos de sacar al equipo adelante. Cuando me incorporé a principios de año el equipo ya estaba en puestos de descenso, a 14 puntos de la salvación, pero en las últimas fechas nos pusimos a cuatro. En el último partido le empatamos al puntero, Al-Hilal, al que dirigió Ramón Díaz. Pero es otro el nivel acá: nos agarra el peor equipo argentino y nos hace 18 goles".
Cuando se le pidió opinar sobre la criticada postura de Carlitos Tevez sobre que los futbolistas podrían estar un año sin cobrar, el Chino fue enfático ejemplificando con el chileno Díaz, de la Academia: "Marcelo Díaz dijo teníamos que mostrar nuestra parte humana. Sí, decile al pibito Alcaraz que acaba de firmar su primer contrato que tiene que mostrar su parte humana cuando no tiene para pagar el colectivo".
En la nota, Vittor contó que sus gestos en pleno COVID–19 han sido donar 80 máscaras profesionales para los médicos del Hospital de Ezeiza y no descontar dineros a sus empleados de una empresa constructora de La Plata de la cual es dueño. Hasta el 12 de abril, según worldometers, hay 4.462 contagiados en Arabia y 59 muertes.