Regate Femenino
·8 de octubre de 2023
Regate Femenino
·8 de octubre de 2023
Apenas 7000 habitantes residen en la localidad de Nailsworth, pero en plena campiña inglesa, el fútbol se vive con un sabor especial. En The New Lawn disputa sus partidos el Forest Green Rovers, un club pionero en la sostenibilidad y reconocido vegano que enamora a los románticos del deporte y que, recién aterrizado al nivel profesional, ambiciona con alcanzar cuanto antes la Championship. En un ascenso meteórico desde la llegada del multimillonario Dale Vince, el equipo del verde eléctrico se convirtió en 2019 en el primer club inglés en ser dirigido por una mujer. Aunque apenas disputó parte de la pretemporada, Hannah Dingley hizo historia en un banquillo que ahora “ocupa” una leyenda del barro inglés, Troy Deeney.
Fundando en 1889, el Forest Green Rovers ha vivido un cambio radical en sus últimos años de vida. Tras décadas en divisiones amateurs, en 2010, una grave crisis económica tenía al club con el agua al cuello. Al borde de la desaparición, la necesidad de inversión externa se suponía clave para la supervivencia de la entidad. Y con la llegada de Dale Vince, cambió todo. Magnate de las energías renovables y propietario de Ecotricity, una empresa de electricidad verde, vio en el fútbol una oportunidad para expandirse al mundo del deporte e impulsar sus proyectos medioambientales y sostenibles. Gracias al empresario británico, el Forest Green Rovers saldó sus deudas e inicio una transformación que lo ha llevado a ser el equipo que hoy todos conocen: el club más ecológico del mundo.
Uno de los primeros cambios que instauró Dale Vince dejaba claro la postura ambientalista del presidente. Los hábitos alimenticios tanto de jugadores como en las instalaciones fueron mutando poco a poco, prohibiendo la carne roja e introduciendo un menú vegetariano. Lo mismo con bebidas procedente del animal, sustituidas por bebidas vegetales. Cambios que llegaron de forma gradual, pero que poco a poco transformaron al equipo. Como el de cambiar el escudo, una copia del FC Barcelona. Con el objetivo de construir una identidad propia, el emblema que tantos años había les acompañado tomó un aire moderno modificando la forma, los colores y los símbolos. Tampoco se libró la camiseta. Los colores blanquinegros fueron sustituidos por un verde eléctrico junto a pinceladas negras.
Amigo del viento
Cuando Dale Vince abandonó la escuela a los 15 años nunca hubiese imaginado llegar a ser multimillonario. Se dice fácil, pero el actual dueño del Forest Green Rovers se ha convertido en un pionero dentro del negocio de la energía verde en el Reino Unido. Influenciado por la contracultura de la década de los sesenta, Dale decidió recorrer junto a su pareja con un camión usando la energía eléctrica procedente de una batería. Activista ambiental en tiempos de Margaret Thatcher, se instaló cerca de Nailsworth tras 10 años en la carretera. Allí construyó un molino de viento que le llevó a fundar poco después una empresa de energía eólica, la Renewable Energy Company. A partir de allí, y en pleno crecimiento de las energías renovables, Dale se dejó llevar hasta el punto de abastecer de electricidad verde a multitud de instituciones y compañías. Y con todo ello, llegó al fútbol para innovar en la historia del Forest Green Rovers.
Con la inversión de Dale Vince y el patrocinio de su empresa, Ecotricity, una de las claves pasaba por convertir The New Lawn en el estadio de fútbol más sostenible del mundo. Por ello se implementó un césped orgánico, se instalaron paneles solares en el techo para alimentar la electricidad del estadio en un 25 por ciento y se construyó una cisterna y así acumular agua de la lluvia para el riegue. Pero, por si fuera poco, en 2012, el club introdujo un ‘MowBot’ -robot que funciona a través de energía solar- para cortar el césped de forma automática sin necesidad de intervención humana. A ello hay que añadirle el uso de pintura ecológica, el acuerdo con Nissan que proporciona al club coches eléctricos, los numerosos puntos de carga alrededor del estadio, el reciclaje de los desechos orgánicos en biocombustible, y sobre todo, el material de las equipaciones. Desde 2017, el escudo se estampa en camisetas fabricadas con bambú, algo que les ha servido para ser reconocidos por UEFA y FIFA como el primero en hacerlo.
Pero Dale Vince es un personaje ambicioso, y uno de sus grandes proyectos es la construcción del ‘Eco Park’. Con el permiso del ayuntamiento de Nailsworth, el propietario pretende construir un nuevo estadio y una nueva ciudad deportiva, hechos casi de forma total con madera, para dar un paso adelante en la sostenibilidad. 10.000 asientos y un entorno natural a su alrededor previstos en un presupuesto de 120 millones de dólares. Una revolución verde que ha aterrizado en la Football League para quedarse. Y aunque ahora Dale Vince pretenda dejar su empresa y centrarse en el mundo de la política, su presencia en el Forest Green Rovers todavía tiene muchos capítulos por escribir. Y más con el gran objetivo por delante: alcanzar la Championship.
La 2022/23 era su primera temporada en League One. Dirigidos por Duncan Ferguson, el Forest Green Rovers tan solo había logrado una victoria en 18 partidos. Siete puntos y sentenciados en lo más bajo de la tabla, los recién ascendidos volvían a la cuarta categoría del fútbol inglés. Bonita, pero amarga experiencia que acabó con el cese de Duncan en el banquillo. Un borrón y cuenta nueva para volver a la senda del objetivo dos meses después. Empezaba la pretemporada para el club de Dale Vince, pero lo hacía con un aire diferente. Algo inédito estaba por suceder. Los 700 espectadores en el campo de Melksham Town no solo iban a disfrutar del primer amistoso de verano, sino que también fueron cómplices del debut de Hannah Dingley como entrenadora.
«Sería negligente por mi parte no darle la bienvenida a Hannah Dingley, quien está haciendo historia en el fútbol esta noche» sonaba desde la megafonía. Era Darren Perrin, presidente local, que veía como un humilde club de octava división formaría parte de la historia del fútbol inglés. Hannah Dingley se encontraba a escasos minutos de convertirse en la primera mujer en dirigir a un equipo profesional en Inglaterra. Dingley, que hasta entonces dirigía la academia del club, fue la elección de Dale Vince para hacerse cargo del primer equipo. «Hannah era la elección natural para ser la entrenadora interina del primer equipo: ha hecho un trabajo fantástico al frente de nuestra academia y está bien alineada con los valores del club” declaró cuando se anunció la decisión.
Un paso ilusionante para la carrera de Dingley. Tras años en el fútbol masculino -cuenta con el título de UEFA Pro- y experiencias en Notts County, Burton Albion y Gresley, llegó en 2019 a la academia del Forest Green Rovers para convertirse en la directora del fútbol base. Pionera en un ámbito que hasta entonces no había visto mujeres. Menos en categorías profesionales, y es que el Forest Green Rovers llevaba apenas dos años en League Two. Sin embargo, la experiencia de Dingley duró apenas 13 días. Tras empatar 1-1 ante el Melksham Town, la dirección deportiva apostó por David Horseman, procedente del filial del Southampton. Una decisión que no estuvo exenta de críticas, y es que se señaló a Dale Vince de adamista por querer colgarse la medalla gracias a Dingley y así reclamar atención mediática.
Críticas a las que respondió con cinismo y con la aprobación de la entrenadora. «Es ofensivo para Hannah, para el club y para las mujeres en el fútbol porque es la persona más calificada de nuestro club. Lo consiguió por méritos propios, de la misma manera que consiguió el puesto en la academia hace cuatro años». Incluso, ante el objetivo de pasar por un completo proceso para elegir al próximo entrenador, el propio Vince abría la puerta a Hannah por si quisiera solicitar el puesto de forma definitiva. Con la llegada de Horseman, Dingley ha vuelto a la dirección de la academia, donde en 2021 había inaugurado una sección para niñas. En cuanto al primer equipo masculino, pese a contar con la experiencia suficiente para lograr su regreso a League One, el equipo vive al borde del descenso y por el momento se sitúa colista.
No corren buenos tiempos en el club de Nailworth. Tan solo dos victorias en este arranque liguero y eso que en agosto hicieron oficial la llegada de Troy Deeney como entrenador-jugador. Leyenda en el Watford y con más de 200 goles en el barro inglés, ya se apunta cuatro tantos esta temporada, aunque por ahora insuficientes. En la cola de League Two, el miedo a un posible descenso aleja a los de verde del sueño de Dale Vince, pero la temporada es larga, y a la difícil lucha en el césped, existe otro rival aún más complicado. La contaminación es al Forest Green Rovers su mayor enemigo y lo que ha llamado la atención de muchos aficionados, y a la vez, de futbolistas.
Cuando Héctor Bellerín se enfrentó en un amistoso al Forest Green Rovers con el Arsenal, quedó sorprendido por su identidad, y tras ponerse en contacto con Vince, se convirtió en el segundo máximo accionista del club. Futbolista y accionista ambiental, y que al igual que su ahora socio, también es un firme defensor de las energías renovables. De hecho, durante su etapa como gunner, prometió plantar 3.000 árboles por cada triunfo del equipo, llegando a financiar la plantación de más de 60.000 árboles en el Amazonas. Y al igual que Bellerín, otro futbolista relacionado con el equipo ha sido Gary Neville, que junto a Vince creó una asociación para el desarrollo sustentable del fútbol.
El Forest Green Rovers ha logrado algo único en el mundo del fútbol profesional. Siendo un deporte de masas y a la vez un sector tan dinámico, su impacto en el medio ambiente no es casualidad. Por eso de la labor de un club humilde que destina gran parte de sus recursos para la conservación del planeta. Y de la misma forma que la fijación de Dale Vince va más allá del césped en la cuestión sostenible, también quedará grabado el día en que Hannah Dingley rompió la barrera de los banquillos masculinos. Porque así es el Forest Green Rovers, un equipo sin complejos donde lo que pasa en el césped no solo se queda en el césped, sino que pretende dejar huella, también ecológica.
Imagen de portada de Getty Images.