REVISTA PANENKA
·24 de diciembre de 2024
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En El hobbit de Tolkien hay un momento en el que Bilbo Bolsón, mirando desde la puerta al interior de su humilde morada en Hobbiton, se enfrenta a la inmensidad del mundo exterior. Con un nudo en la garganta, toma su pequeña mochila y se aventura hacia lo desconocido. Jesús Navas también inició en 2013 un viaje inesperado. El ‘Duende de Los Palacios y Vilafranca’, que jamás se había alejado de su casa, volaba del nido y cruzaba el canal de la Mancha rumbo a Mánchester. Una ciudad gris y fría, muy diferente a la cálida Sevilla y el clima del sur de España en el que había crecido.
La llamada del Manchester City era una oportunidad deportiva y un desafío personal. Jesús Navas dejaba Sevilla, su refugio, y recalaba en el campeón de la Premier League la temporada 2011-12, enfrentándose a una de las ligas más exigentes del planeta. A aquel chico con acento andaluz se le presentaba delante la barrera de un idioma que le parecía impenetrable. Aterrizaba en un vestuario plagado de estrellas con un Manuel Pellegrini recién llegado ese mismo verano. Ese futbolista que había destacado y brillado por su velocidad en la banda derecha, debía demostrar que podía romperla lejos de casa, en un fútbol mucho más físico.
En su primer año como ‘citizen’, Navas pasó por una fase de adaptación a la nueva liga y al juego que quería instalar Pellegrini. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Con el técnico chileno, el City apostaba por un juego más asociativo y el extremo andaluz se veía en un rol diferente al que había tenido en Sevilla. El ‘Duende’, sin embargo, no perdió su capacidad de desbordar por la banda y cuajó una primera temporada más que notable con seis goles y 13 asistencias -cuatro tantos y siete pases de gol en Premier-. En un equipo con Kompany, Yaya Touré o el ‘Kun’ Agüero, David Silva y Negredo fueron su cable a tierra. El conjunto mancuniano se alzó esa temporada con la Premier League y la Carabao Cup.
En 2013, el ‘Duende de Los Palacios’, que jamás se había alejado de su casa, cruzaba el canal de la Mancha rumbo a Mánchester. Una ciudad gris y fría, muy diferente a la cálida Sevilla y el clima del sur de España en el que había crecido
Las dos siguientes temporadas, todavía con Pellegrini al mando, Navas fue entrando más asiduamente al equipo. El chileno confiaba cada vez más en el de Los Palacios. La temporada 14-15 jugó 35 partidos en Premier League y repartió ocho asistencias. El City se quedó en blanco, a ocho puntos del Chelsea. La 15-16 fue el tercer y último año de Pellegrini en el conjunto ‘citizen’. Esa temporada siempre será recordada por la gesta del Leicester City de Claudio Ranieri, alzándose con la Premier, pero en la memoria de Navas, en cambio, siempre quedará grabado el día que se enfrentó al club de sus amores en el Sánchez Pizjuán.
El 21 de octubre de 2015, Navas regresó a su casa vestido con la camiseta del Manchester City. El Sánchez Pizjuán, que tanto lo amaba, lo recibía ahora como rival. Aquella noche de Champions League, el futbolista andaluz cruzó el túnel de vestuarios con el corazón dividido y nada más pisar el césped, la afición sevillista le ovacionó y coreó su nombre. El duelo quedó sentenciado en la primera mitad, con goles de Sterling, Fernandinho y Wilfried Bony, con asistencia del propio Navas.
El partido fue un espejismo del viaje de Navas, con el desafío de mostrarse entero en un estadio que había sido su refugio. En cada carrera, en cada regate y en cada balón disputado, Navas jugaba contra el Sevilla, pero también contra sí mismo. Fue un regreso fugaz a casa, pero también un recordatorio de que, en el fútbol, como en las mejores historias, el héroe nunca vuelve igual de donde partió. Navas había crecido lejos de Nervión y, como aquel chico que marcha de Erasmus y vuelve a casa por Navidad, se emocionó al volver a su hogar. Tras el pitido final, expresó su amor por el conjunto andaluz: “El cariño que le tengo a la afición es mutuo. Los llevo siempre en el corazón”.
El 21 de octubre de 2015, regresó a su casa vestido con la camiseta del City. El Sánchez Pizjuán, que tanto lo amaba, lo recibía ahora como rival. Aquella noche de Champions, el futbolista andaluz cruzó el túnel de vestuarios con el corazón dividido
Con Pellegrini, Navas jugó unas semifinales de Champions ante el Real Madrid. El resultado final fue doloroso, con una eliminación que rompía en pedazos el sueño de conseguir la anhelada Orejona. Con la llegada de Pep Guardiola, en la temporada 16-17, el ‘Duende’ empezó a perder protagonismo a merced del talento que aterrizó en Mánchester, como Kevin de Bruyne o Ilkay Gündogan. Su trabajo defensivo y su velocidad le permitieron disputar 24 partidos en Premier. La feroz competencia puso el punto y final a la etapa de Navas en tierras británicas. El ‘Duende de Los Palacios’ disputó 179 partidos con la camiseta citizen -123 en Premier– y dejó su sello en una liga que jamás pensó en verle. El Sevilla se presentó, de nuevo, en el horizonte. Jesús Navas, ansioso por volver a casa, empacó sus maletas e inició la vuelta a casa cuatro temporadas más tarde.
Al igual que Bilbo Bolsón, había viajado más allá de su zona de confort, acumulando experiencias que lo marcarían para siempre. Aquel futbolista que temía dejar atrás su hogar, había conquistado los campos más exigentes de las islas británicas. El retorno a Sevilla con 32 años no fue el final, sino un nuevo comienzo para un jugador forjado en la Premier. Su madurez le llevó a liderar el escudo que siempre había llevado en el corazón. Jesús Navas regresó como un héroe que, tras haber conocido mundo, volvía a casa más fuerte y con una historia para contar a sus nietos. La Giralda podrá presumir orgullosa de un jugador legendario.
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Fotografía de Getty Images.