José Pablo Burtovoy, el arquero que fue héroe por un día y hoy apuesta por la educación de los futbolistas | OneFootball

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Santa Fe Deportivo

·1 de diciembre de 2024

José Pablo Burtovoy, el arquero que fue héroe por un día y hoy apuesta por la educación de los futbolistas

Imagen del artículo:José Pablo Burtovoy, el arquero que fue héroe por un día y hoy apuesta por la educación de los futbolistas

José Pablo Burtovoy es hombre de consulta para los jugadores argentinos. Desde la Fundación el Futbolista, el exarquero de Colón de Santa Fe transmite con mucha pasión todas las posibilidades de educación y desarrollo que está a disposición para los deportistas.

Burtovoy logró tener más de 20 años de carrera como arquero, pero su día más glorioso fue un 30 de abril de 1998 cuando en Asunción fue el héroe de Colón ante Olimpia de Paraguay en la primera participación del “Sabalero” en la Copa Libertadores. Tras perder 1-0 en el partido, pudo atajar cuatro penales en la definición y fue el ícono de ese día glorioso.


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“Ese partido fue un antes y un después que todavía sigue marcando mi vida. El fútbol tiene una llave maravillosa en la vida de los hinchas porque se emocionan y sienten un gran orgullo por su equipo, y a los jugadores nos da un poder infinito. Cuando íbamos de Santa Fe hacia el aeropuerto, la ciudad estaba inundada y tenías que ver cómo se iban armando los ranchitos y la gente con la bandera no dejaba de saludarnos. Eso lo teníamos presente y más aún los que éramos del lugar. Siempre estuve afirmado porque fui consciente de que esto se construye a través de un equipo. Antes de empezar a jugar supe construir un gran vínculo con mis compañeros, entonces cuando tuve mi momento ellos estaban tan contentos como yo. En la familia siempre fuimos simples y es nuestra manera de vivir. El Profesor Daniel Córdoba fue consecuente con lo que planteó y conmigo fue muy noble”, expresó el exarquero en diálogo con TN.

Burtovoy (48) tuvo un largo recorrido atajando en México, Colombia, Bolivia, Chile, Venezuela y Perú, y tiene una hermosa mirada del jugador de fútbol: “El futbolista argentino es la mayor representación de nuestro país a lo largo de la historia. Tenemos buenos artistas y científicos pero el patrón que nos distingue en el mundo son nuestros jugadores y como además son destacados a nivel mundial, pueden traernos muchos beneficios a toda la comunidad”.

¿Lograste disfrutar el proceso formativo?

Fue maravilloso porque nuestro padre nos dejó ser y tuvo la templanza para dejarnos fluir. Como él fue jugador profesional, mientras yo crecía dentro del fútbol me pedía que lo disfrutara mucho. Además me remarcaba como algo estructural para mi evolución el respeto hacia mis compañeros. Me inicié en un club de barrio que se llama San Ignacio de Loyola y, a pesar de los requerimientos de los clubes santafesinos, mi padre prefirió llevarme a un club que tenía grandes cualidades en la formación como Ferro. Me probaron con un grupo de chicos de Santa Fe y Ferro me invitó a ser parte de su plantel de inferiores. Se trabajó con la estructura de Carlos Griguol, que tenía a grandes formadores como su hermano Mario, Mario Gómez, Miguel Micó y Juan Carlos “Cacho” Giménez. En la primera de Ferro estaban Germán Burgos y Ariel Rocha, y de abajo veníamos pidiendo pista con Damián Grosso y Germán Dedé.

¿Te costó irte de Ferro sin poder atajar?

Lo pudimos hacer con mucho sentido común porque Ferro le había renovado contrato a sus tres arqueros de primera y Colón estaba buscando a un arquero joven. Llegué a préstamo con opción de compra y tuve la fortuna de ser dirigido por Francisco Ferraro. Estando en el equipo de primera sentí que había causado un impacto importante por la formación que había conseguido luego de mi paso por Ferro. En Colón disfrutaba del día a día porque había asimilado muchos conceptos de antemano. Suelo repasar mi experiencia en la selección juvenil Sub 17, donde competimos en Japón: me pregunto cuánto le hubiese sacado a esa experiencia si me hubiera pasado siendo más grande. Fue el proceso anterior a José Pekerman y como le ponemos una carga de energía a lo negativo, no rescatamos todo lo bueno que logramos.

¿Qué significó ser arquero de Colón?

Me tocó debutar de noche y en la cancha de Independiente. Se dio porque Leo Díaz era el titular y tuvo una dificultad que me permitió ingresar en el segundo tiempo. No sabés cuánto lo disfruté, porque fueron 45 minutos maravillosos. No fue una decisión la de pasarla bien, porque eso no lo podés manejar. Recuerdo que la primera intervención fue descolgar un córner que tiró Jorge Burruchaga, justo el que me había dado la felicidad de festejar como hincha de la Selección. Y allí lo fui a buscar con mucha fuerza.

¿Aprendiste jugando en otros países?

Fui modificando cosas de mi vida que yo creía que eran de determinada manera. El primer aprendizaje lo coseché cuando pasé de Colón a la liga mexicana. Salvo que seas una figura mundial, para el resto de los jugadores es 0-0. De nada sirven tus antecedentes cuando llegas a un lugar donde te invitan a trabajar dando muy buenas condiciones para vos y tu familia. Tenés que construir tu propia historia en el lugar que consideran que vos aplicás para construirla. No sabes qué liberador fue para mí poder sacar esa conclusión. En cada lugar pude escribir mi historia teniendo buenos o malos resultados.

¿El juego y la cultura van de la mano?

La cultura tiene un impacto directo en las acciones de las personas del lugar. En la Argentina tenemos una superpoblación de jugadores que pueden ejercer su función en un lugar minúsculo, por eso dentro de la variable está el factor ganar. Los chicos forjan su carácter porque necesitan imponerse día a día. Si a ese jugador le agrego un desarrollo intelectual, ya empezamos a tener una linda mixtura. De esta manera, el otro te empieza a dar el rol de líder. Yo al haber estado en México, Venezuela, Perú, Colombia y Bolivia logré hacer un ejercicio maravilloso porque cada país tiene aspectos para enseñarte y los fui aprendiendo sin un guion. Desde el juego hasta la historia de esos pueblos.

¿Cómo te trató el fútbol del ascenso?

Fue completarme como jugador porque tras haber pasado por diferentes niveles de competición, economías e infraestructuras, me tocó regresar al país y jugar en el ascenso. Me di cuenta de que necesitaba entender la totalidad del fútbol. Viví diferentes modos de juego a medida que cambiaban las competiciones. Y pude notar que muchos jugadores distinguidos cuando vinieron a jugar al ascenso no pudieron distinguirse. El club del ascenso lo poquito de mas que tiene te lo da y eso fue un desafío para rendir ante los hinchas y tus compañeros: incentivar a esos compañeros de que las cosas extraordinarias que suceden son para todos, porque el mundo se expandió para los atletas. El fútbol es más grande que lo que nosotros que estamos en el fútbol creemos que sabemos. Siempre me intriga cómo gestionar una concentración, una pretemporada, a un equipo en tal comunidad por su origen.

¿Qué es la Fundación el Futbolista?

Desarrollamos con Futbolistas Argentinos Agremiados el área de Educación. Con esa misión me convocaron Sergio Marchi y Carlos Pandolfi. Yo venía de hacer asesorías deportivas nacionales e internacionales pero sentí una mixtura poderosísima en la gestión del fútbol juvenil en los clubes. La fuerza era terrible del fútbol, los futbolistas y la educación. Afortunadamente prosperó, logramos muchas cosas y tenemos mucho por hacer y mejorar. El eje principal es la finalización del secundario, que es un gran déficit en el fútbol profesional. Y en otro campus desarrollamos idiomas, tecnología y salud. Y tenemos otro campus que se llama “Futbolistas que capacitan a futbolistas” donde derramamos el conocimiento de ellos sobre nuestra población. La financiera la desarrolla el exjugador de Platense Daniel Vega, Coaching deportivo la lleva Iván Moreno y Fabianesi, asesoría deportiva la da Pablo Lugüercio y la dirección deportiva la gestionamos con Nicolás Burdisso. En el concepto de experiencia, formación y trabajo, lideramos el continente: de los 28 equipos de la liga profesional, 23 tienen directores deportivos y de esos 23 hay 22 que pasaron por la Fundación el Futbolista. El conocimiento refuerza la experiencia del jugador y es valioso para tomar decisiones. Estamos habilitados a decir que estamos haciendo cosas de liderazgo mundial y al ser imperfecto nos permite ser cada dia mejores. Pero si esto lo hiciera un país desarrollado, el planeta estaría diciendo “mira lo maravilloso que están haciendo estos tipos”.

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