IAM Noticias
·14 de diciembre de 2024
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Hubo peores inicios que los de Kylian en el Real Madrid que acabaron marchándose como leyendas del club blanco.
Kylian Mbappé esperaba ocupar todos los titulares tras su llegada a la capital española. Lo que probablemente no pensó era que su inicio en el club blanco se iba a convertir en una ruta himalayista plagada de titulares neagativos y dudas en torno a su fichaje. Sus números (12 goles en 22 partidos) son mejores que las sensaciones que deja sobre el césped, tras los cinco penaltis fallados y las 23 veces que el francés ha caído en fuera de juego (1,5 por partido) desde que llegó al Real Madrid.
Una situación inexplicable que, unida al desperdicio de ocasiones que antes metía con los ojos cerrados, han provocado un aluvión de críticas y memes que, en los casos más críticos, lo comparan con Hazard o Jovic. Así es el Madrid. Es diciembre y ya reina el debate. Sin embargo, hubo inicios similares en la historia blanca que terminaron sonriendo a su salida del Bernabéu. Dos de ellos, compatriotas de Kylian.
Si bien es cierto que eran futbolistas distintos, existen ciertos paralelismo que evidencian que lo de Mbappé podría ser solo una racha inicial de la que ya salieron muchas leyendas blancas. Cristiano lo advirtió hace unos días: “La presión en el Madrid es distina”. Todo jugador necesita un proceso de adaptación. Le sucedió al mago marsellés y le está sucediendo al ‘9′ blanco.
Zidane llegó en 2001 al Real Madrid con unas expectativas similares a las de Kylian. Tenía cuatro años más (29) y aterrizó por una cifra récord de 75 millones de euros. Sus primeros meses en el equipo fueron turbulentos. En el Bernabéu se estableció el conocido como ‘tonto debate’, con críticas por su adaptación y resultados poco convincentes.
Por aquel entonces, el Madrid cayó a la 15ª posición en LaLiga tras nueve jornadas. Comenzó la campaña con una derrota ante el Valencia (1-0) y un empate en el Bernabéu contra el Málaga (1-1).
Zizou, al igual que Mbappé tras el partido ante el Athletic, admitió por aquel entonces no estar satisfecho con su rendimiento: “Todos necesitamos tranquilidad. Sé de mis cualidades y puedo dar más”, dijo. Un discurso al que se sumaron sus compañeros, que tuvieron que salir en su defensa ante los rumores que ponían en duda el fichaje del francés. “Estamos hablando de un gran jugador que no admite ningún tipo de dudas, pero Zidane también es una persona y tiene que acostumbrarse a un nuevo ritmo de vida, a una nueva ciudad y a un nuevo ambiente”, dijo César Sánchez en septiembre de 2001.
Su momento de inflexión llegó en noviembre, cuando lideró al equipo con dos asistencias clave a Morientes contra el Sevilla, dando inicio a una racha de victorias que consolidó su estatus como estrella indiscutible del club, que tuvo como cúspide el gol que dio al Madrid su Novena Copa de Europa.
El héroe de la Decimocuarta y uno de los porteros con mejor bagaje del mundo llegó al Real Madrid en una sintonía similar a la de su actual compañero. Expectativas altas tras recibir el trofeo al mejor portero del Mundial de Rusia de 2018 y un fichaje que costó 35 millones de euros. Sin embargo, la eterna sombra de Casillas y el debate en la portería con un Keylor Navas que ya había levantado tres Champions provocaron que su inicio tuvieses más sombras que luces, tal y como recogió AS.
El espigado cancerbero vivió una auténtica montaña rusa desde que se enfundó los guantes merengues en 2018. Sus actuaciones no fueron lo brillantes que se esperaban: 48 goles recibidos en 35 partidos se antojaban demasiados para un portero de su calibre. Si bien es cierto que no se le culpó de la olvidable temporada blanca, adoleció de la regularidad que se pide en una plaza como el Santiago Bernabéu.
No fue hasta la siguiente campaña, la 2019-2020 cuando se asentó como titular y conquistó el Trofeo Zamora, tras 18 porterías a cero, con un promedio de 0,59 goles por partido. A partir de ese momento, Courtois comenzó a construir su reputación como uno de los mejores guardametas del mundo, alcanzando la cima en 2022, tras la consecución de una Champions que le llevó a recibir el premio al Mejor Portero de la UEFA.
Y es que no solo resultó crucial en todas las eliminatorias desde octavos, sino que el belga fue el rey y señor de la final de la ‘Champions de las remontadas’, donde realizó hasta nueve paradas para que los de Ancelotti levantaran la Decimocuarta. Tan justo fue que recibiese el MVP de aquel último partido en París, como justo consideró Ancelotti que fuese titular en la última final europea en Wembley, después de que su lesión en la rodilla le relegase a la suplencia durante toda la temporada.
Luka Modric llegó al Real Madrid con 27 años, en el verano de 2012. Lo hizo tras militar en el Tottenham, con un fichaje que generó grandes expectativas. “La clase de Modric enamorará al Bernabéu“, advirtió Mourinho en una entrevista en AS en septiembre de ese año. Sin embargo, en su primera temporada, el croata no logró asentarse como titular bajo el mando del portugués. Se le tachó de ser débil y lento, aunque él nunca dudó “de que triunfaría en el Madrid”.
Ya en diciembre de 2012, se hablaba de él como el peor fichaje de la temporada. Dos meses antes, en octubre, El País, rezaba que “A Modric le faltan muchas cosas” y una encuesta de AS en ese mismo mes reveló que la afición prefería a Özil o Kaká antes que al croata. Su papel en el equipo era incierto y las dudas sobre si había valido los 35 millones de euros pagados por su traspaso eran constantes.
¿Y qué pasó después? Seis Champions League, tres Ligas, una Copa del Rey, múltiples Supercopas y Mundiales de Clubes y el mérito de ser el primero en acabar con la hegemonía de más de una década protagonizada por Messi y Cristiano, cuando conquistó el Balón de Oro en 2018. Un galardón que reconoció su papel clave en el Mundial de Rusia, donde llevó a Croacia a la final.
La tan ansiada Décima llegó, de hecho, con una asistencia de él, que sacó de córner un balón que Ramos cabeceó. El resto ya es historia. En esa temporada, su integración en el centro del campo junto a Xabi Alonso fue clave para que el equipo ganara una Champions 12 años después. A sus 39 años, Modric es el último instrumento de una orquesta que, junto a Kroos y Casemiro, marcó el compás en la capital blanca durante una década. Un creador de juego nato, de los que te cambian la dinámica de un partido y cuya huella perdurará en las entrañas del Bernabéu.
El último en seguir está dinámica no fue otro que Karim Benzema. El francés aterrizó con 21 años en el Real Madrid, tras una temporada en la que anotó 23 goles con el equipo de su ciudad natal, el Olympique de Lyon. Pero como todo mago blanco, se quedó sin trucos en sus compases iniciales. Así, en su primera temporada, el que luego sería segundo máximo goleador en la historia del club con 354 dianas, solo marcó nueve goles. Kylian suma ya 12.
Gonzalo Higuaín le robó el puesto y los aficionados cuestionaban no solo su rendimiento, sino su actitud en el campo. Tal y como recogió AS en octubre de 2009, “Benzema es mitad galáctico y mitad meritorio, y mientras no meta los goles de un galáctico (y aun cuando los meta) debe jugar con más compromiso. El Bernabéu rechaza, sobre todo, la frialdad”. Además, numerosos periodistas llegaron a calificar su fichaje de “decepcionante” y a preguntarse si Benzema era adecuado para el Real Madrid. Aunque aquella intrahistoria publicada en este diario también añadió que el francés era, “un jugador que tiene perfil de futuro Balón de Oro”. Y así fue.
Con la llegada de Mourinho en 2010, al igual que sucedió con Modric, el rol del francés cambió, aunque el técnico portugués criticó públicamente a Karim, llegándolo a comparar con un “gato” en lugar de un “perro de caza”. A Benzema, tal y como él mismo reconoció, le dolieron las palabras del que era su entrenador, pero las utilizó como motivación para trabajar más en su físico, mejorar su agresividad en el campo y empezar a demostrar por qué el Madrid apostó por él. Ya en la temporada 2011-2012, fue una pieza clave para la consecución de LaLiga con 32 goles y 15 asistencias.
Aunque la cresta de su ola llegaría tras el adiós de Cristiano Ronaldo en 2018, momento en el que adquirió un protagonismo que no había absorbido hasta entonces. En la temporada 2021-2022 fue un pilar de la pizarra con la que Ancelotti conquistó la Champions League y LaLiga, siendo el máximo goleador de ambas competiciones. Sus actuaciones heroicas contra el PSG, Chelsea y Manchester City lo colocaron como el principal artífice del título, junto a Courtois. Unos méritos que le llevaron a ganar el Balón de Oro en 2022. Otro más en una historia blanca a la que Kylian Mbappé aspira a entrar.
De la volea de Zidane en la Novena, a la asistencia de Modric en la Décima o los goles de Benzema y las paradas Courtois en la Decimocuarta. Solo el tiempo decidirá si Mbappé entra en los libros de historia de la Decimosexta.
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