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La Galerna

·19 de agosto de 2024

Mira, chato (CXXXVIII)

Imagen del artículo:Mira, chato (CXXXVIII)

El Madrid de hace dos años. El Madrid y lo demás...

Pues sí, señores y señoras. El estreno en la Liga llegó con una sorpresa y una confirmación. Sorpresa fue que el Madrid no ganara en Palma ante Nadal padre e hijo, Rudy y primogénito y gente común. Confirmación, que los arbitrajes no cambian. Rejuvenecí dos años, la cosa me recordó aquella Liga post-Mundial. El equipo se fue diluyendo, los arbitrajes acabaron sacándole de pista.

¿Debe el Madrid ganar sí o sí al Mallorca y a todos? ¡Nooorrr! Hay que buscarlo, merecerlo. No vale ser mejor, que lo es. No gana la camiseta, ya saben. Y esta vez lo buscó poco, y mal, y merecer los tres puntos... Eso no se le ocurre ni al presidente de la Peña Ramón Mendoza. Empatito y vas que ardes.


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En contra de lo acostumbrado, fue un Madrid entre apático y errático. Irreconocible como aquel al que le costaba Dios y ayuda resolver los partidos. Un Madrid fastidioso. Levante la mano quien tras el rápido 0-1 no intuyó una noche tranquila y feliz. Marcó Rodrygo, faltaban los goles de los otros dos. O de cualquiera, Rüdiger casi lo hizo. Con otro golito, normalmente ñaka. Fue el rato, poco, de superioridad que no supo reflejar en el marcador pues se convirtió en un Madrid cangrejo que, de pronto, se puso a caminar para atrás. En el juego y en el tiempo.

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La recta final del primer tiempo dejó señales alarmantes. Nada más volver empató Muriqi. Se lo contará a sus nietos. ¿Sabéis? La noche del estreno de Mbappé en España metí un gol de cabeza a la salida de un córner, pues no me marcó nadie. Los nietos se descojonarán, claro. Que en un córner te sorprenda Carvajal, pues bueno. Pero Muriqi...

Como he preguntado y en Valdebebas hay vídeo, y el ariete mallorquinista lleva aquí cierto tiempo, fue dejadez y empanada blanca, no desconocimiento. Al rato volvió el hombre a cabecear tan ricamente, la diferencia estuvo en que remató desde más lejos y centrado. Le sale a un lado y para qué las prisas.

¿Debe el Madrid ganar sí o sí al Mallorca y a todos? ¡Nooorrr! Hay que buscarlo, merecerlo. No vale ser mejor, que lo es. No gana la camiseta, ya saben

La cosa se fue poniendo tan rara que me dio la impresión, celebraría coincidir con ustedes, de que flotó el sofocón del 2-1. Que ni jugando ocho horas volvía a marcar el Madrid, pues el rival defendía bien y salía con tino y sentido, y las fue teniendo. Y las luces blancas, las de todos, estaban bajo mínimos. Y no había pilas a mano. O sí las había, pues todas las luces tienen recambio, pero no las buscaron.

El banquillo también se apagó, sí. Arrasate acabó metiendo a Larin, un delantero, y refrescó la zona caliente del medio campo mientras a Carletto se le iba yendo la hora. Con ese banquillo, oigan, no es razonable hacer tres cambios en el minuto 87 y con semejante panorama. En el Bernabéu es probable que te salga y uno de ellos meta el gol sin ponerse a sudar. Pero fuera... Vamos, que no hubo por donde cogerlo.

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Y los arbitrajes. Vuelta al pasado, o sea a lo de siempre. Me molesta insistir en lo obvio: no pasa porque sí. Bastó con la primera jornada para salir de dudas. El alma cándida que lo necesitara, digo. Cubarsí/Valencia, Maffeo/Palma. Y la falta a Mbappé nada más empezar. Cabalgada, rival que no llega: derribo. Entrando en el área y luego, algo clamoroso. Una falta, sólo eso, dio idea de por dónde sigue yendo la cosa. Aquella Liga otra vez.

Rejuvenecí dos años, la cosa me recordó aquella Liga post-Mundial. El equipo se fue diluyendo, los arbitrajes acabaron sacándole de pista

Como se lo saben, les ahorro detalles. Malo uno, peor lo otro. Una tarjeta como la de Mestalla te la comes porque quieres, pues falta pitaste. Luego viste la jugada. La agresión a Vinícius acabó con tarjeta para el entrenador local. Un trompazo al gemelo del rival, por detrás, pura alevosía. Marcando los tiempos. Voy, apunto, golpeo. Ni árbitro ni VAR ni ná. Primera jornada y quedan 37: fantástico.

Inesperado fue el partido del Madrid, no lo otro. Lo primero puede explicarse con aquello de que un día fatal lo tiene cualquiera, OK. Y que con más aceite todo funcionará mejor. Pongamos que sumó un punto y no que perdió dos. Pero el toquecito se lo llevó. Tremendo fue vivir aquellas sensaciones casi olvidadas. La Liga antipática otra vez. Y no, no sólo porque el Madrid no ganara...

Getty Images.

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