El Sevillista
·28 de noviembre de 2024
El Sevillista
·28 de noviembre de 2024
Los calendarios de adviento no son calendarios cualquiera. A diferencia de los normales, estos se componen de sólo 24 días o casillas y en cada una de ellas se esconde un regalo o mensaje para hacer más llevadera la espera e ir generando ilusión de cara a la navidad.
En el Sevilla FC pasa lo mismo. El club en si se ha convertido en una especie de calendario de adviento en el que cada día te levantas con una sorpresa, solo que en este caso más que generar ilusión provoca todo lo contrario, y en lugar de los 24 días de rigor vamos camino de los tres años.
Y es que este consejo parece empeñado en que no quede piedra sobre piedra tras su salida, como el enemigo que destruye todo mientras huye con el único objetivo de que la reconstrucción sea más costosa. Si hace pocos días era el anuncio de la junta para el 10 de enero, incumpliendo los plazos reflejados en la ley, hoy es la decisión de no dejar entrar al máximo accionista de la entidad por decirle las cuatro verdades a quien no las quiere oír, decisión que empaña el homenaje que se realizará a lo único que merece la pena dentro del club como es Jesús Navas.
A veces dudo sobre si los que han asaltado el consejo son béticos, como buena parte de la afición dice, ya que ni un bético sería capaz de desmantelar un equipo campeón en tan poco tiempo.
Despidos masivos de empleados del club, desmantelamiento de los medios oficiales, desmantelamiento del Sevilla Atlético, rotura de relaciones con las peñas, desmantelamiento de la primera plantilla, renovación de un técnico que en esa fecha no habia ganado ni un partido, el despropósito de la renovación de Navas...
Esperemos que, como todo calendario de adviento, termine con una buena nueva, con el nacimiento de un nuevo Sevilla que vuelva a llenar de ilusión y orgullo el corazón de todos los Sevillistas. Mientras estaremos como en la famosa película de terror del mismo nombre, temerosos de que llegue un nuevo día y se vuelva a abrir una nueva casilla con una desagradable sorpresa.