Parce, lo que se vive en la ciudad es una auténtica fiesta Verdolaga | OneFootball

¡Ea pues mi gente! Desde tempranito se empezó a sentir el ritmo de la fiesta verdolaga en cada esquina de Medellín. Las camisetas verdes colgaban de los balcones, los bombos retumbaban como latidos del corazón y los parceros ya estaban activados con las banderas al hombro, listos pa’ hacer historia una vez más. Porque esto no es solo un partido, esto es el clásico paisa, el ritual sagrado donde se juntan la fe, la pasión y la locura por el más grande: ¡Atlético Nacional, papá!El camino al Atanasio Girardot se está convirtiendo en una pasarela de orgullo verdolaga. Desde La 70, pasando por Laureles y hasta la Alpujarra, todo el mundo sabía que hoy jugaba Nacional. Las calles se pintaron de verde esperanza, con niños, señoras, pelados y hasta abuelitos coreando: “¡Daleee, daleee, daleee Verde!”. Una energía tan brutal que te pone la piel de gallina, parcero.

Las motos iban en caravana, los buses llenos de alegría y hasta el taxista más serio tenía una sonrisa verde en la cara. Porque en Medellín, cuando juega el verde, no hay trabajo, no hay estrés, no hay tristeza… ¡hay fútbol y hay fiesta! Y eso lo sabe todo el que alguna vez sintió lo que es ver al Nacional en la cancha, dejando la vida por su gente.

Y cómo olvidar la hinchada más grande de Colombia, esa que no necesita invitación pa’ romper la ciudad en alegría. Esa misma que canta a pulmón abierto y empuja el equipo con el alma. En cada esquina se escuchaba el famoso: “¡Ohhh vamos mi verde, vamos a ganar!” con tanto amor que hasta las montañas del Valle de Aburrá respondían al eco.

El estadio Atanasio Girardot estará que no le cabe un alma más, papá. Una marea verde en Sur lo llenará de vida, como siempre; será un carnaval, un templo, una fiesta donde la fe verdolaga nunca se rinde. Esto no es solo fútbol, esto es identidad, familia y corazón.

Y vea pues, en medio del gentío, se ven en estos momentos parceros abrazados, familias enteras con la camiseta puesta, niños con los ojos brillando, soñando con ser el próximo Cardona, Ospina y Tesillo. Porque aquí se hereda el amor por Nacional, se cultiva con historias, se riega con goles y se celebra con alma.

Obviamente, respeto sí hay, porque esto es fútbol con pasión, pero sin miedo: ¡el verde saldrá con toda, empujado por su gente! Y no es por nada, pero cuando la hinchada de Nacional canta, el estadio tiembla. Y esa energía, ese aguante, lo sienten los once que están en la cancha.

Así que, mi gente, lo de hoy fue más que una caminata al estadio… fue una procesión de amor por el escudo, un desfile de historia y una muestra más de que ser hincha del verde no es una moda: es un compromiso con el alma, parceros.

A continuación el video, cortesía Nacional Es Pasión