River Plate, en un final polémico y caliente, se quedó con el superclásico y le cortó la racha de local a Boca Juniors | OneFootball

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·21 de septiembre de 2024

River Plate, en un final polémico y caliente, se quedó con el superclásico y le cortó la racha de local a Boca Juniors

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River Plate le ganó a Boca Juniors 1-0, en el estadio Alberto J. Armando, por el Torneo 2024 de la Liga Profesional. El Millonario logró su segundo triunfo seguido en el certamen y le puso fin a una racha de 20 partidos invicto (15 triunfos, 5 empates) al Xeneize en su cancha. Justamente la última caída de Boca en La Bombonera había sido ante su clásico rival en octubre del año pasado.

Con varios suplentes, pensando en el partido del martes por la Copa Libertadores, River fue superior durante todo el partido. Claro que los suplentes que hoy paró River serían titulares en cualquier equipo. Con Manuel Lanzini, como organizador, y Facundo Colidio, desequiibrante, el Millonario encontraba su mejor argumento para desnivelar.


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Y justamente por ese sector izquierdo y con esos protagonistas desembocó el gol. Iban 19 minutos, y Lanzini anticipó a Igmacop Miramón en la zona central y encaró hacia adelante y luego le dió el pase al costado a Colidio, quien superó a Cristian Lema y remató al arco. Sergio Chiquito Romero tapó y el rebote le quedó a Lanzini, que acompañó la jugada, para definir con un derechazo corto de atropellada.

Pudo ampliar Colidio, tras un error de Marcos Rojo, enfrentando mano a mano a Chiquito Romero, pero el arquero salvó con un manotazo. Boca Juniors no reaccionaba, se mostraba lento e impreciso y carente de sorpresa y creatividad.

Levantó un poco con la energía que aportó el Changuito Zeballos al ingresar en el segundo tiempo, aunque no lo suficiente como para generarle algún dolor de cabeza a River. Sí, tuvo una chance clara, en una acción aislada, con un remate de Luis Advíncula, desde afuera luego de controlar de derecha y pegarle de zurda, que pegó en el travesaño.

Continuó disponiendo del control estratégico y anímico el conjunto de Gallardo y si el ingresado Colibrí Borja hubiese estado fino, como de costumbre, podría haber estirado la diferencia.

Nicolás Ramírez, y también el VAR, omitieron las tarjetas rojas que le hubiesen correspondido a Nicolás Fonseca y a Marcos Rojo, por fuertes infracciones. Y el árbitro fue objeto de todos los reclamos en tiempo de descuento. Un centro de Lautaro Blanco, desde la izquierda, fue empujado por Milton Giménez -que había ingresado por Edinson Cavani, que estuvo lejísimos de su nivel- y el árbitro cobró el agónico gol del empate. Sin embargo, recibió el llamado del VAR y se acercó a la pantalla para revisar la jugada. La tensión, los nervios y la incertidumbre dominaron la escena.

Finalmente, Ramírez cobró mano de Giménez y el empate se evaporó. El delantero se había llevado por delante la pelota a un paso de la línea y tras el tiro de su pierna, el balón le dio en la cara, el hombro y rozó la mano. Fue necesario verlo varias veces, y desde distintos ángulos, para tomar una decisión. Y como sucede en estos casos, el criterio de los árbitros no siempre es idéntico.

El final mostró un clarísimo contraste: el Muñeco Gallardo levantando sus brazos y con los puños apretados y sus futbolistas cantando y saltando en el medio de la cancha. Y del otro lado, Sergio Chiquito insultándose fuertemente con los plateístas y a punto de tomarse a golpes y con el equipo retirándose bajo un concierto de silbidos.

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