Agente Libre Digital
·28 de abril de 2024
Agente Libre Digital
·28 de abril de 2024
Giráldez cambió cosas desde el partido Las Palmas, como nos tiene acostumbrados. El de O Porriño introdujo a Manu Sánchez en el carril izquierdo, subiendo a Hugo Álvarez a la mediapunta y relegando a Williot al banquillo. Douvikas, después de sus buenos minutos y la sanción de Larsen, fue de la partida.
Los de Luís García Plaza apostaron con una presión alta, robar y volar con Simeone y Carlos Vicente por bandas que buscaban a Kike en el área. El plan les salió perfecto. El Celta buscaba iniciar, los vascos, hombre a hombre, presionaban insaciantemente con un Carlos Benavídez a un nivel altísimo en la recuperación. Esta línea adelantada provocó errores en los gallegos en salida de balón, sobre todo en un Mingueza que no estuvo acertado en su mejor faceta.
Simeone ante Mingueza (LaLiga)
Los babazorros fueron muy superiores desde el inicio. Tensión, hambre y ganas de ganar fueron los sellos de identidad del equipo local. Estos se demostró en las dos primeras oportunidades de gol, tras dos saques de esquina. En el primero remató Kike tras zafarse de la marca de Carlos Domínguez. En el segundo, una jugada de estrategia dejó solo a Carlos Vicente en el punto de penalti pero Guaita le negó el gol. El guardameta valenciano fue el sustento de los visitantes, con paradas de mérito en la primera mitad mantuvo a el empate para los gallegos. Aun así, la más clara de la primera parte llegó en el 36′, un balón perfecto de Benavídez a la carrera de Gorosabel acaba con un centro atrás a Kike, que remata solo en el área pero Guaita, una vez más estuvo imperial. Una ocasión que llegó con una defensa dormida. La carrera de Gorosabel encuentra a Hugo Álvarez, Manu Sánchez y Unai sin tensión, mal perfilados y espectantes. Luego, Kike es capaz de controlar, colocarla y rematar sin. que nadie le encima. Una falta de tensión evidente.
Los gallegos se fueron a vestuarios con 0-0. Pero parece que allí se quedaron. El dominio de los locales aumentó, con y sin pelota. Benavidez fue el dueño del centro del campo. Carlos Vicente y Simeone volvieron locos a sus pares y Kike, con tres centrales encima, fue capaz de fijar y servir de ayuda en los apoyos de tercer hombre. Nada más volver de los vestuarios, en el 47′, llegó el primer golpe. Kike le ganó el duelo a Mingueza que fue con el pie flojo, sin tensión ni contundencia. El delantero sirvió a Simeone que batió a Guaita.
6′ más tarde, Mingueza asistió a Guridi para hacer el 2-0. El catalán ganó el primer cuerpo a cuerpo, resarciéndose de la acción anterior. Sin embargo, quiso ceder hacia atrás pero allí no había ningún compañero, sino que estaba Guridi. El mediapunta del alavés rebañó la pelota y se enfrentó a Guaita al cual batió con pierna izquierda.
El Celta hizo uno de sus peores partidos defensivos. En la derecha jugó Mingueza, que salió en la foto de los dos primeros goles. Además, con balón no estuvo acertado fallando pases claros, sin slatar líneas y, como en el segundo, cediéndoselo al rival. En el centro de la zaga jugó Carlos Domínguez quien hizo uno de sus peores partidos en el primer equipo celeste. Kike lo volvió loco, le sacó de posición, le ganó los duelos, le ganaron la espaldas y estuvo fallón en la marca. Por la izquierda, Unai no está haciendo su mejor temporada y el partido de ayer fue una demostración más, con y sin balón.
Kike García encarando a Guaita ante Carlos Domínguez (LaLiga)
Aprovechándolo el Alavés pudo hacer el 3 antes de tiempo pero el balón fue al palo. Buscó la profundidad el conjunto local, Guridi estaba solo en el área pero su remate se fue al palo. El tercero llegó en el 85′, Benavidez redondeó su partidazo con un gol de cabeza. Remató una falta lateral en la que se encontró solo y libre de marca sin complicación alguna para rematar.
Los de Giráldez no se prodigaron el ataque. Los celestes no remataron a puerta en todo el encuentro. A pesar de ser dueños del balón, nunca fueron superiores a sus rivales. Sivera tuvo un día tranquilo en la portería. Salvo un lanzamiento de Aspas, ya en el descuento, el resto de llegadas fueron estériles y sin peligro.
El entramado defensivo babazorro anuló al Celta. Igualaban la movilidad por dentro, presionaban a posedor y cercanos. Siempre había alguien cerca en los duelos y estaban más vivos en los segundos balones.