Orgullo Rojo
·30 de abril de 2025
Un Tucumanazo

Orgullo Rojo
·30 de abril de 2025
Independiente perdió mucho más que un partido este miércoles por la noche en Tucumán. Cayó sin atenuantes por 2 a 0 ante un Atlético eliminado, que venía de perder siete de sus últimos ocho encuentros y que parecía llegar a esta fecha con más preocupaciones que fútbol. Sin embargo, el equipo de Julio Vaccari jugó un partido para el olvido, con un nivel bajísimo, y comprometió su ubicación de cara a los playoffs del torneo.
El once inicial del Rojo fue: Rodrigo Rey; Federico Vera, Kevin Lomónaco, Franco Paredes y Adrián Spörle; Felipe Loyola, Rodrigo Fernández Cedrés y Federico Mancuello; Santiago Hidalgo, Matías Giménez y Diego Tarzia. Un mix entre titulares y suplentes, con algunas rotaciones obligadas por lesiones (Ávalos, Galdames) y otras decididas por el cuerpo técnico, como los descansos para Valdéz, Marcone, Angulo y Millán.
Mateo Bajamich abrió el marcador para el Decano en el primer tiempo, aprovechando una defensa que se mostró lenta, sin reacción y mal posicionada. A lo largo de los 90 minutos, Independiente fue completamente incapaz de generar peligro real sobre el arco rival. No pateó al arco, no inquietó y terminó de confirmar una noche que merece análisis y reflexión profunda.
En el complemento ingresaron algunos de los habituales titulares, como Lautaro Millán, Iván Marcone, Sebastián Valdéz y Álvaro Angulo, pero el equipo nunca encontró la forma ni la intensidad. Para colmo, a los 41 minutos del segundo tiempo, Joaquín "Loco" Díaz marcó el 2 a 0 definitivo con una definición cruzada que expuso aún más las falencias defensivas del equipo.
Con este resultado, Independiente quedó obligado a ganarle a Rosario Central en la última fecha el sábado en el Gigante de Arroyito si quiere asegurarse el primer lugar del grupo. Si empata o pierde, corre riesgo de ser superado por River Plate, que recibe a Vélez. En ese caso, el equipo de Vaccari podría terminar tercero, lo que complicaría su camino en los cuartos de final.
Lejos del nivel que supo mostrar en casa, Independiente volvió a decepcionar como visitante y da señales preocupantes en el cierre del torneo. El combustible parece escasear y los rendimientos individuales también empiezan a decaer. El margen de error se achicó al mínimo. El sábado, en Rosario, no hay lugar para otro papelón.