La Galerna
·10 de enero de 2021
La Galerna
·10 de enero de 2021
El viernes 8 de enero el Real Madrid comenzaba su odisea para disputar un partido de fútbol. El temporal ‘Filomena' sobrevolaba la ciudad de Madrid cuando la expedición blanca trataba de poner rumbo hacia Pamplona. Cuatro horas encerrados en un avión teniendo pocas posibilidades de llevar a cabo el vuelo. El aeropuerto de Barajas cerrado a cal y canto. Nadie podía despegar, nadie podía aterrizar. El señor Tebas, presidente de La Liga, se empeñó en que ese viaje tenía que realizarse sin atender al riesgo que implicaba el vuelo.
El Real Madrid tenía pensado viajar el mismo día del partido porque la predicción meteorológica era mucho más idónea que la noche del viernes. La Liga denegó esta opción. El club blanco, una vez aterrizado en la capital navarra, propuso disputar el partido a las 16:15 (recordemos que el Atlético-Athletic estaba aplazado en ese horario). Todavía no había nevado en Pamplona, pero La Liga no aceptó esta propuesta y el encuentro se disputó con las peores condiciones posibles. El campo estaba parcialmente helado.
Las declaraciones postpartido demostraban que algo había fallado en la organización de este espectáculo, porque Zidane y Courtois no se mordieron la lengua frente a los micrófonos. El portero belga dejó caer que la gestión de La Liga con el temporal fue lamentable, que ellos no eran marionetas y que todos tenían una familia. El técnico francés declaró que el partido no se tuvo que haber disputado y, visiblemente enfadado, aclaró que la expedición todavía no sabía cuándo iba a volver a casa.
Unas horas antes, en el Estadio Los Cármenes de Granada, el Barcelona volvía a ganar condicionado por un arbitraje lamentable del colegiado Ricardo de Burgos Bengoetxea. Las duras críticas de Koeman sobre la actuación del VAR en partidos anteriores, sobre todo tras el Clásico que el Real Madrid se llevó en el Camp Nou, han surtido efecto tanto en las designaciones arbitrales como en los arbitrajes.
En el minuto noventa y tres de partido llegó la gota que colmó el vaso. Un derribo propio del rugby de Oier sobre Casemiro dentro del área no fue ni siquiera revisado por el VAR porque el árbitro de campo no consideró que el agarrón fuera suficiente. Dos jornadas atrás, en Elche, vimos que un agarrón bastante menor de Carvajal fue señalado como penalti. Una jornada más y en contra del Real Madrid, los árbitros, el VAR y sus dudosos criterios.
Referente a esta jugada, que pudo declinar el partido y los tres puntos del lado merengue, la repetición que la realización ofreció fue digna de poner en ese instante una denuncia pública por manipulación televisiva. El presidente del Real Madrid ya lo dijo en la Asamblea de Socios Compromisarios: no se ofrecen las mejores repeticiones cuando la acción repercute a favor del conjunto blanco.
Es una evidencia que el fútbol necesita una remodelación. Florentino Pérez dejó caer la idea de la Superliga europea y, automáticamente, todos los presidentes y periodistas trompeteros que componen esta Liga adulterada (incluido el señor Tebas) se echaron encima de él. Este fin de semana ha quedado demostrado que tenía razón. Salgamos cuanto antes de la Liga española.
Fotografías: Getty Images
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