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·26 de agosto de 2024

Vuela Llorente, revive Griezmann

Imagen del artículo:Vuela Llorente, revive Griezmann

El francés marcó el primero y asistió al centrocampista para marcar un golazo. Estreno de titular discreto de Julián Alvarez. Debutaron Gallagher y Miovski.

La afición fue a ver a la Araña y se quedó deslumbrada por la salida del Atlético, presionando muy arriba y Julián Alvarez titular. Al minuto y medio, el campo atronaba. Barrios robaba, Griezmann dejaba y el argentino disparaba sin pensar. Muy desviado, vale, pero aplaudido a rabiar. El partido comenzó vigoroso, sin pausa y peligro en las áreas. Al Girona 3.0 de Míchel regresaba Tsygankov y el papel de Dovbyk era para Abel Ruiz. Desde el inicio movió con tino y rock and roll la pelota, como si siguieran los mismos y no tantos los nuevos. En el Atlético, Simeone daba el mando a Barrios para dosificar a Koke y que se mantuviera De Paul que, al menos, se sacó las manos de los bolsillos para correr. Lo de intentar un pase en largo ya para otros capítulos. En la defensa Azpilicueta ocupaba el central zurdo y Le Normand el diestro, cobijados bajo los brazos de ese Giménez con el que San Piñedo tendrá su mayor reto, Josema y las lesiones. Pasado el ardor inicial, la presión tan alta provocaba que ni Atleti ni Girona se sintieran cómodos del todo. Demasiados balones perdidos, juego trabado.


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La afición fue a ver cómo seguía Griezmann y comenzó chasqueando los labios. El francés seguía en modo aturdido, como desde febrero, inexistente, errático. En el minuto 17, Lino le servía una pelota al punto de penalti donde estaba solo, ¡solísimo!, pero golpeó al aire, como en un chiste malo, pero sin gracia. Las salidas de Oblak son parecidas. Cuando asoma de su portería hay runrún. Ocurrió cuando lo hizo para despejar de puños un balón por alto que con atrapar hubiera sido suficiente. El Girona había tomado vuelo por las bandas, con las carreras de Bryan Gil y Tsygankov, que siempre terminaban en el área, y Azpilicueta debía barrer. En la pausa de hidratación, Míchel dio la orden a sus futbolistas de buscarle la espalda.

La afición había ido a ver al Atleti de la Araña y de los 184 millones en fichajes y durante un rato, al principio, siguió viendo al Atleti de los vicios del año pasado. Espesísimo y con el patadón como recurso. Hasta que el Metropolitano dejó de chasquear los labios, miró abajo y volvió a ver a Griezmann, a su Grizi. Ocurrió en medio del ruido: Gazzaniga salió de su área para tocar un balón con la mano y ver solo amarilla, por eso de que no era ocasión clara aunque llegara corriendo la Araña, pero Blind lo hacía primero y no era roja. La siguiente jugada fue el lanzamiento de la falta, que tiró Griezmann, rozó Arnau y Gazzaniga tragó. El francés celebró con besos al pecho, ese al que ha vuelto un viejo añorado: el escudo. No fue roja pero sí gol. Vale.

Como Llorente. Porque la afición del Atlético fue a ver a la Araña pero se reencontró al fin con su GriziPor el gol y por una volea en el centro del campo y en el aire para habilitar la carrera del 14, que venía con la moto encendida y cuando eso pasa resulta imparable. El centrocampista/carrilero ha comenzado en alto y con gol la temporada con los vibes de la 20-21. Recogió la pelota, siguió 40 metros y al acercarse al área soltó un latigazo que entró como un obús en la portería de Gazzaniga. Si había salido el Girona con intención de apretar en la segunda parte, se ahogó bajo el humo de su moto.

Enamorados de Gallagher

La afición que acudió a ver a la Araña se rompió las manos aplaudiendo al fichaje que se ganó su corazón antes de vestir la rojiblanca: Gallagher y su empecinamiento en ser del Atleti. 60 segundos pasaron hasta que hizo una falta. Puro cholismo. Poesía. Míchel hizo un triple cambio, con el debut del fichaje (Miovski) del que espera un Dovbyk, pero su Girona se había quedado sin gas. Acumulaba posesiones largas pero como quien dispara agua. El Atleti cedía la pelota y a defenderse fiero. Reinildo sacaba con el rostro. Gallagher se reencarnaba en Gabi, con garra, presión e ir con todo. En el día de la Araña, revivió Grizi sin que argentino y francés se encontraran en un pase. Terminaba el partido el Cholo sin ellos pero con pólvora (Sorloth), que el verano le ha dejado un armario largo y bueno, volcado en el área de un Gazzaniga que cerrará los ojos y seguirá viendo a rojiblancos corriendo. Como en esa jugada, la última: Barrios al sprint, disputando y cuerpeando un balón. Llega Llorente, asiste a Koke, todo sin que llegue un jugador del Girona a estorbar. El Cholo aplaudía. San Piñedo sonreía. El Metropolitano les celebraba.

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