¿Y ahora qué? | OneFootball

La incertidumbre se adueña del banquillo de Osasuna a pocas jornadas de finalizar la temporada 24/25, la que podía ser una campaña de transición.

El pasado verano la banda rojilla quedó huérfana tras la salida de Arrasate, el que había sido el capitán del barco durante seis temporadas con unos resultados incontestables. Había que elegir un relevo, sin estar libre ningún entrenador que realmente ilusionara y mucho menos que pudiera sacudirse la alargada sombra de Arrasate. El preferido parecía ser Íñigo Pérez, pese a su inexperiencia, pero con un año más de contrato en el Rayo lo que había imposible su contratación. Finalmente llegó Vicente Moreno, quien firmó una buena primera vuelta y abría el debate sobre si merecía la renovación, a pesar de que se pensaba que podía ser un entrenador puente hacia Íñigo Pérez. Las jornadas fueron pasando, y mientras el navarro se hacía un nombre en Vallecas, el valenciano iba perdiendo crédito en El Sadar. Una victoria en 18 jornadas, el descenso acercándose y unas horribles sensaciones parecen haber sentenciado por completo a Vicente Moreno. Y ahí es donde supuestamente entraba Íñigo Pérez, el preferido de la de la dirección deportiva, supuestamente, que daba sentido a este año de transición. Joven, con personalidad, discípulo de Arrasate y navarro, todo cuadraba. Hasta que ayer se anunció su renovación por una campaña con el Rayo Vallecano.

Es entonces cuando se abre esta situación, de nuevo, de no saber quien comandará la nave rojilla. Habrá que ver si se buscará otro entrenador puente, se apostará por un proyecto que lo dirija un entrenador más consolidado o se irá por otro técnico joven de prometedor futuro.