lavidaenrojiblanco.com
·11 novembre 2024
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El Mallorca era un rival más complicado de lo que dicta el nombre, a juzgar por los números, el Atleti venía además con el esfuerzo acumulado de París, pero venció acorde a su mejor canon: portería a cero, un gran Oblak y un gol para tres puntos. Unocerismo a la máxima potencia por segunda vez en una semana, algo que siempre pone nerviosos a muchos, pero muy contentos a otros.
Simeone introdujo en el once algunos cambios respecto al partido de Champions: Giménez que volvía al once, Reinildo, Riquelme, Koke titular también. La primera parte fue una invitación a la siesta, como viene siendo habitual. El Atleti se convierte en un equipo que entrega el balón y la iniciativa al rival, se sitúa en lo que ahora se denomina bloque bajo con dos líneas muy juntitas y ahoga todos los espacios. Cuando quien está enfrente tiene ciertas limitaciones, como era el caso, el partido se vuelve soporífero. A las cuatro de la tarde es casi un somnífero. Cuarenta y cinco minutos de descanso para una parroquia castigada por tantos sobresaltos.
En la segunda mitad vienen los cambios para intentar revitalizar el encuentro y despertar a todos los que sestean. En esta ocasión, justo antes de que se produjeran, Giuliano peleó una pelota en la que sólo creyó él y la ganó. Simeone demuestra ser digno heredero de su apellido, nadie le compite en fe, en casta, en ponerle huevo, como dicen sus compatriotas. Peleó contra el balón que le sacó Oblak y le sirvió a Julián el cero a uno. Ahí ya todos despiertos celebrando al menor de los Simeone.
Entonces el mayor de la saga hizo cuatro cambios de una vez: entraron Sorloth, Correa, De Paul y Witsel y se retiraron Julián, Griezmann, Lenglet y Giuliano. Justo después una jugada por la izquierda pudo suponer la sentencia al partido pero Riquelme, después de su cabalgada por todo el flanco zurdo no vio a Correa que le acompañaba y su disparo fue desviado por el cancerbero bermellón. Tremendo fue el enfado de Simeone con esa jugada por que sabía que ahí estaba el cierre del partido.
Pero no sucedió nada relevante después. Solo una intervención milagro de Oblak para sacar un mano a mano de Abdón Prat. Por lo demás, de nuevo ese duermevela anodino en el que el Atleti sume los partidos cuando los tiene a favor, o cuando considera que queda demasiado tiempo todavía como para intentar resolverlos. La conclusión fue una victoria ajustada al canon y tres puntos muy suculentos para ir con buen ánimo al enésimo parón de selecciones.
Foto: atleticodemadrid.com