Da igual la pelota
·3 février 2025
Da igual la pelota
·3 février 2025
El Chelsea estaba obligado a ganar si quería optar a esa cuarta plaza que ocupa el Manchester City. La similitud de puntos — 40 y 41 — podía suponer para los blues un ascenso en la tabla y también una alegría tras la debacle ante el Manchester City. Sin embargo, se topó ante un West Ham en construcción tras la salida de Julen Lopetegui y la llegada de Graham Potter.
Los hammers han mejorado su rendimiento, ocupan la mitad de la clasificación y el proyecto de Potter va cogiendo forma poco a poco. Una demostración de ello ha sido el partido que cerraba la jornada 24 de la Premier League. Un equipo que tuvo un planteamiento claro desde el inicio y que se ejecutó a la perfección. Como consecuencia, el gol de Jarred Bowen antes del descanso.
El Chelsea tuvo la posesión durante los primeros cuarenta y cinco minutos de partido. El West Ham cómodo en su área, defendiendo y esperando a salir a la contra. Así fue. El Chelsea cometió un error gravísimo. Concretamente fue Chiwell el que perdía el balón ante la presión de los hammer y mandaba un balón atrás, al que llegaba el delantero inglés. Bowen corrió, se posicionó en la portería de Jorgensen y definía a la perfección con la derecha.
Un 0-1 que dejaba tocado al Chelsea y al que querían reaccionar. Las mejores ocasiones de los blues llegaron con Madueke y Enzo Fernández. No obstante, los de Maresca obtuvieron su premio en el segundo tiempo, cuando el italiano decidió realizar cambios a los pocos minutos de iniciar la segunda parte. Con Guiu y Pedro Neto como referencia de ataque llegó el empate de los blues.
Todo, tras una acción, en la que al balón le costó entrar en la portería de Areola. Un arranque desde el campo de los blues, un centro al área, y primer intento de Marc Guiu que no entra y rebota en Enzo Fernández, que también chuta, y tampoco consigue marcar. El tercer rebote le cae a Pedro Neto, que este sí ve puerta y hace el empate del partido.
Con el 1-1, el Chelsea estuvo mucho más motivado y metido en el partido. Parecía que se echaba de menos la figura más participativa de Cole Palmer, pero fue solo un pensamiento porque cuando mejor estaba su equipo, aparecía el inglés con un disparo desde el lateral derecho de la portería, para lanzar un mísil a portería.
Un tiro que suponía el segundo de los blues y que entraba con fortuna, puesto que el balón tocó en Wan-Bissaka. Gol en propia puerta y que daba ventaja al Chelsea y manchaba la buena segunda parte que estaba haciendo el West Ham. El técnico de los hammers Graham Potter volvía al estadio que fue su casa y en el que su exequipo le amargó la noche en el derbi de Londres.
Autora: Natalia Blanco
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