Revista MadridistaReal
·5 November 2024
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·5 November 2024
Eduardo Camavinga es la nueva estrella de la nueva colección de Bottega Veneta, la enseña italiana que, en manos del diseñador Matthieu Blazy, está redefiniendo el lujo en la era post ‘streetwear’ (ropa de calle). Es por ello que, el jugador francés es más que un futbolista. Le encanta la moda y precisamente hace dos años, se convirtió en el primer futbolista en desfilar con Balenciaga.
El futbolista francés del Real Madrid, importantísimo en los éxitos del club y clave en el centro del campo merengue, ha concedido una entrevista a El País, en la que destaca cómo se encuentra el equipo, su lesión del pasado 14 de agosto, el fútbol actual… El «6» del Real Madrid ha jugado en varias posiciones desde que recaló en la capital allá por 2021. Ha jugado de mediocentro puro, de volante, de pivote e incluso, de lateral izquierda en la parcela defensiva.
Su fútbol y su gran condición física le permite ser un jugador que destaca por su enorme creatividad, fuerza, dinamismo y verticalidad para conducir el balón y romper líneas, o dar siempre el último pase al compañero mejor posicionado dentro del verde. «No me importa que la gente hable de si soy o no soy la solución, lo que importa es que el equipo está ganando«, afirmó.
«Con la lesión del año pasado, que era mi primera lesión larga, estuve más enfadado y triste durante mucho tiempo. Con esta segunda también me enfadé, pero enseguida pensé que tenía que sacar la sonrisa y hacer mi trabajo. Tienes que pensar positivo», ha comentado el francés sobre las lesiones y sobre la suya en la previa de la final de la Supercopa de Europa.
Además, Camavinga confiesa que antes veía más partidos de fútbol pero que, ahora, con tanta carga en el calendario, es muy dificil seguir y ver a todos los equipos: «Antes estaba loco por el fútbol, lo veía todo, pero ahora tenemos muchos partidos: jugamos, dormimos y volvemos a jugar, y es importante desconectar«.
Camavinga también habla de sus cosas más íntimas y reconoce mandar ropa a Angola, su país de nacimiento, para familiares y amigos. De su patria tuvo que huir y acabó en un campo de refugiados en la República Democrática del Congo. No ha vuelto desde entonces: «Iré cuando esté listo un proyecto que voy a hacer en Angola, porque no quiero llegar con las manos vacías«, sentenció.