Offsider
·3 Mei 2025
El alirón fallido del Bayern

Offsider
·3 Mei 2025
El Bayern se había vestido de gala para convertirse en campeón de la Bundesliga hoy a las 15:30. Era el día de ser campeones, para la 34ª «meisterschale», sin embargo todo estaba predestinado a ir mal desde el principio. Afortunadamente para ellos, aún pueden ser campeones antes del lunes si el Bayer Leverkusen pierde o empata ante el Freiburg.
El Leipzig saltó al campo con mucha intensidad, mirando de tú a tú a su rival y buscando ocasiones desde el principio. A esto se suma que al Bayern se le notó nervioso por la posibilidad de volver a conseguir el título, por lo que estaban enormemente descentrados. Esto se demostró con el primer gol del Leipzig, que fue una maravilla de Sesko aprovechando que Urbig había salido a por uvas y que Olise estaba en su mundo cuando Xavi Simons recuperó el balón. Esto ocurrió en el minuto diez.
Sesko celebra su gol.
El Bayern era un boxeador que estaba en la cuenta de diez para el KO, es decir, estaba impasible ante un RB Leipzig al que le habían dado alas y que funcionaba con la precisión de un reloj suizo. Klostermann, el hombre que hoy jugó como lateral sustituto y que hizo un gran partido, dobló la ventaja tras un cabezazo precioso a centro de Raum. Otro cabezazo, en este caso de Gnabry, pudo no haber sido precioso pero sí preciso, aunque se fue por encima del larguero.
Como si fuera Dr. Jekyll y Mister Hyde, el Bayern mostró una versión completamente distinta de sí mismo, que no dejaba de ser la que acostumbra a enseñar. El equipo visitante encerró a su rival en campo contrario, y después de todo fue el balón parado el que los ayudó. Eric Dier, cuya marcha al Mónaco fue anunciada esta misma semana, cabeceó en el primer palo un saque de esquina en el minuto 61:36. Esto es importante, ya que 46 segundos después, en el 62:22, un error de Raum le puso el 2-2 en bandeja a Olise.
Olise manda callar al público en su celebración.
A partir de ahí, el Bayern se levantó en el no count y comenzó un partido totalmente nuevo. Se cambiaron las tornas y el equipo bávaro fue manifiestamente superior, y culminó esa superioridad con un gol de Sané que verdaderamente parecía el gol de la victoria. Este tanto, un zurdazo bellísimo con una dejada preciosa de Kimmich, provocó que los aficionados desplazados a Sajonia gritaran el «campeones, campeones«. Harry Kane, que estaba suspendido pero que por fin podía perder el gafe, ya bajaba al césped para celebrar la meisterschale con sus compañeros.
Poulsen, que había salido en el minuto 69 por Sesko, marcó el gol del empate. Una vaselina que poéticamente se elevó y luego se hundió –como el Bayern en este partido- para terminar dentro y dejando todas las esperanzas en papel mojado. Había sido una segunda mitad totalmente dominada por el FCB, pero como en la rula no preguntan sino apuntan, el Leipzig lo tiró todo por tierra en su primer y último tiro a puerta en los segundos 45 minutos.
Las caras en el banquillo fueron un auténtico cuadro, especialmente la de Kane que veía como su primer título en el fútbol profesional tendría que esperar al menos 26 horas más. Aún así, como en el fútbol alemán los desempates se deciden por diferencia de goles general y no particular, el Bayern es virtualmente campeón de la Bundesliga. Con que mañana el Leverkusen pierda o empate ante el Freiburg (17:30, DAZN), ya podrían ser campeones. Sino, aunque el B04 ganase sus últimos tres partidos y el Bayern perdiese lo que le queda, el equipo de Xabi Alonso tendría que ganarlos de tal manera que consiguiese recortar la DG de 31 goles. No hay preocupación en la planta noble, como mostraba el presidente Herbert Hainer afirmando que «aún no somos campeones pero las cosas pintan muy bien«.