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La Galerna

·7 gennaio 2025

Con las manos en la masa salarial

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—Siempre que vuelves a casa, me pillas en la cocina...

—Ay, Jan, límpiate esa harina.


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—Lo tuyo es vicio, Jan, aún no hemos conseguido arreglar el desaguisado de la masa salarial de este año y ya estás amasando la del que viene.

—Es que la fermentación lleva su tiempo, Javi. Pero no te pongas tan pesado, de verdad, si sabes que al final nunca pasa nada.

—Nunca pasa nada porque tienes la grandísima suerte de presidir un club que en este país representa algo a lo que, por hache o por be, siempre se le sacan las castañas del fuego.

—Porque somos los mejores.

—No, os creéis superiores, que es distinto, y por tanto legitimados para merecer incluso aquello que nos os corresponde. Lo que pasa es que, por lo que sea —Tebas se agarra la cartera—, a veces interesa saltarse las normas y las leyes.

—Pues si interesa a ambas partes, no veo el problema.

—El problema es que no solo hay dos partes, sino que por encima de ambas se encuentra el interés general, y dinamitar el interés general en beneficio del particular no debe realizarse muy a menudo, porque si no se corre el riesgo de que cante mucho y se acabe el chollo.

—No seas aguafiestas, Javi.

—Todavía tenemos pendiente resolverte la papeleta de Olmo y Víctor. Y en esta ocasión está costando más de lo habitual porque, como te acabo de decir, si nos saltamos cada dos por tres los reglamentos, el resto de clubes pueden afearnos la conducta. E incluso reclamar que se cumpla con la legalidad vigente, fíjate lo que te digo. Hay varios que nos están apretando mucho.

—Qué tiquismiquis son algunos, de verdad. Lo entendería si fuera el Madrid el que intentase quebrantar las normas, pero nosotros somos el Barça. ¿Cómo pretenden que ganemos si no nos dejan inscribir a quienes queramos? Bastante tenemos ya con el hándicap de estar en la quiebra por haber gestionado mal el club y que nos tengan que mantener de manera artificial.

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—No me hables del Madrid, menudos siesos, siempre tan escrupulosos con la ley, los plazos, la justicia, mimimí. Ay, si yo pudiera meter mano ahí, con la magnitud que tiene el club. —Tebas se agarra la cartera—. Porque vosotros sí sabéis cómo funciona esto: tú me ayudas, yo te ayudo. Ya lo demostrasteis con lo de Negreira…

—Nos salió barato, eh. —Ríe el president—. Todos aquellos títulos a cambio de lo que cuesta un chaval para la cantera. Anduvimos listos.

—Sí, aunque ya os vale, mira que intentar desgravaros las facturas pagadas al vicepresidente de los árbitros… No se le ocurre ni a Abundio, que vendió el coche para comprar gasolina. Menos mal que teníamos por ahí a Soler. Pero como te decía, vosotros sabéis desenvolveros en estos ambientes, sin embargo, al Madrid le propones cualquier negocio interesante para quienes lo organizan y enseguida te despacha. Que si la legalidad, la austeridad, la ética, los conflictos de intereses, la honradez, el fair play y demás pamplinas. ¡Que no está al alcance de todo el mundo enriquecerse de manera honesta, leches! Pues nada, no les entra en la cabeza.

—Tú mismo lo reconoces, Javi, que no te gustan quienes dirigen el Madrid. Tú ayúdame de nuevo y apañao.

—Pero vamos a ver, Jan. Que no habéis respetado los plazos para inscribir a Olmo y Víctor, que aunque aceptemos otra venta fraudulenta de Barça Studios, de los asientos reclinables del nuevo Camp Nou o de cualquier otra cosa que te inventes, ya no se pueden reinscribir. O al menos yo desde la Liga y la RFEF esta vez no puedo, tiene que llegar la autorización de más arriba. Y sobre lo de las palancas ficticias, ojo, que hasta vosotros habéis tenido que incluir como «incobrables» aquellos millones etéreos gracias a los cuales hicimos hueco para inscribir a Lewandowski y compañía. Que yo porque soy como soy, pero en el fondo se trata de una confesión, reconocer que se hicieron trampas y se ganó una liga gracias a ello, que la gente no es tan tonta. Ya lo he visto escrito hasta en X, lo ha publicado Fred Gwynne.

—Sé quién es. Menuda brasa dio el pesado ese con las vacas de Setién. Otro que se piensa que los contratos están para cumplirlos y que si fichas a alguien a cambio de un salario tienes que pagarle todo lo que hayas acordado. La gente vive en Narnia.

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—Ten cuidado, Jan, que la suerte —Tebas se vuelve a agarrar la cartera— no dura para siempre.

—Que no seas agorero, Javi. Además, el tema de Olmo y del otro, que no me acuerdo ahora cómo se llama, me lo soluciona el CDS, vamos, el Gobierno.

—El CSD, Jan, el Consejo Superior de Deportes. El CDS era el Centro Democrático y Social, el partido que montó Suárez después de su dimisión como presidente del Gobierno, del golpe de Estado, de su salida de la UCD…

Comienza a sonar a todo volumen Waterloo, de Abba.

—¿Pero por qué diantres has puesto Waterloo a todo volumen, Jan, que esto no es Luz de gas un sábado a las cinco de la mañana?

—No sé, pero ha sido decir que el Gobierno tiene que darnos lo que pedimos a los catalanes del Barça y escuchar «golpe de Estado» y venírseme a la cabeza «Waterloo». Qué cosas. Además, con esta masa salarial que tengo entre manos pienso hornear un roscón de reyes y tiene que llevar dentro su haba.

En ese momento, Jan se pone a echar harina sobre la mesa como un poseso y a heñir la masa salarial con renovado brío.

—¡Javi, Javi, mira, qué frase acaba de salir en el panel cursi de La ruleta de la suerte: «Cometamos un delito, yo robaré tu corazón y tú robarás el mío»! Jajajajaja.

Tebas suspira.

—Si me aceptas un consejo, Jan, cuídate y pon freno a esos desvaríos. De otro modo, no podré seguir ayudándote.

—¡Que está to pagao, Javi! —Jan descorcha una botella de cava y enciende un puro.

—Ahora que lo pienso —reflexiona Tebas— no sé qué hago ayudándote a ti y al Barça a tapar todos vuestros pufos, si yo ni soy culé ni soy indepe, sino todo lo contrario.

—Porque el corazón no nos lo vamos a robar, Javi, pero nos une nuestro único amor: el amor por el dinero, por amasar fortunas. Venga, coge un delantal y ponte a preparar conmigo la masa salarial de la temporada que viene.

—Pues llevas razón. Además, ya metidos en harina, qué más da.

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Y ambos comienzan a cantar:

Waterloo

Couldn't escape if I wanted to

Waterloo

Knowing my fate is to be with you.

Fotografías: Grok.

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