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La Colina de Nervión
·24 febbraio 2025
No lo ve nadie, pero….
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La Colina de Nervión
·24 febbraio 2025
En esta semana ha salido el ranking de audiencias televisivas de los equipos de Primera División: el Sevilla Fútbol Club es el cuarto, y el Mallorca, el último. Peligro. Un club que no va mal en la liga, subcampeón de Copa la temporada pasada, que tiene algunos jugadores notables y un excelente entrenador, no lo mira nadie. Esto, en un fútbol mucho más de pantallas que de campo, es un dato muy malo.
Estoy convencido de que la mayoría de quienes se conectan para vernos lo hacen movidos por la insana intención de contemplar nuestra derrota, lo que, unido a la gran fidelidad del aficionado del Sevilla Fútbol Club, arroja estos inopinados resultados, estando como estamos en un ciclo bajo. Pero lo peor es lo otro: la invisibilidad mediática que, en el caso del equipo mallorquín, va aparejada con la insensibilidad emocional. En las islas, los nacionalistas españoles (derecha y gran parte de la emigración interior) son del Real Madrid, y la izquierda soberanista balear es del Barça. Y si en las islas no lo ve nadie, no lo van a ver en Logroño ni en Albacete. Total, que no lo ve casi nadie.
Pero cuidado, lo dicho no significa que el Mallorca sea una perita en dulce este lunes para el Sevilla Fútbol Club. Esta misma invisibilidad, que les quita motivación y quizás inversión, también les exonera de presión. Y esa ausencia de vigilancia digital puede permitir que afloren las virtudes de la plantilla y el entrenador, que no son pocas. Este partido, como otros en esta temporada, puede marcar un punto de inflexión en la trayectoria liguera que perfile definitivamente cuál va a ser nuestro escenario de aspiraciones finales. Después de la alegría de Valladolid, habrá que consolidar el salto y mirar con esperanzas fundadas o volver a la inquietud infundada. Esta es la tesitura. Porque el equipo, este año, nunca ha entrado en barrena ni justificado los terrores de los aspirantes a Trump de provincia. Pero si el lunes no se gana, los tristes volverán a la carga simulando un enfado tan grosero como cómico. No los ve nadie, pero ojito al dato que diría el inefable García: juegan.
Si somos fieles a la hoja de ruta de esta temporada de transición y seguimos confirmando ese equipo previsible que fabrica una media de ocho ocasiones por partido, a lo mejor la temporada no es tan de transición. Una apuesta intuitiva si le aplicamos el índice de entropía de Shannon, que mide el grado de complejidad del juego de cada equipo por medio de la red de pases. El Sevilla Fútbol Club estaría como en los rankings de audiencias televisivas. De tal manera que si la entropía de Shannon es muy baja, el juego es simplón y predecible; y si es muy alta, el desempeño del equipo tiene cierta incertidumbre e imprevisibilidad. García Pimienta camufla el desorden entrópico debajo de un manto de orden en la salida del balón —monótona y previsible— para proteger la entropía creativa de Lukebakio y Ejuke hacia arriba. Así se explica que un equipo que juega tan mal genere ocho oportunidades de gol a la semana.
“Pronto aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no suele ser siempre recta.” (A. Camus)