Parce, este Medellín puede ser finales y les doy las razones | OneFootball

Parcero, hay que decirlo sin miedo: este Medellín tiene con qué soñar en grande. No estamos hablando por hablar, no es humo ni emoción del momento. Es que si uno se pone a ver, pieza por pieza, este equipo está armado para pelearla toda. Y ojo, que no solo es por nombres, es por lo que muestran en la cancha y lo que despiertan en la tribuna. ¡Tenemos fuego, talento y actitud para llegar a la final de la Liga BetPlay, parce!

Arranquemos por el que siempre está listo para salvarnos: Washington Aguerre. Ese man es una muralla, una bestia bajo los tres palos. Transmite seguridad, liderazgo y hasta cuando no lo vemos, sabemos que está ahí, listo para volar. Si queremos pelear algo serio, necesitamos un arquero que meta miedo, y Aguerre cumple con creces. ¡A ese no le tiembla el pulso ni en el Atanasio lleno, ni en una final!

Y qué decir de Francisco Chaverra, el rayo por la banda. ¡Parce, qué nivel el de ese man! Es el mejor extremo del campeonato y lo demuestra en cada partido: desborde, velocidad, gambeta y hasta gol. Es un dolor de cabeza para cualquier defensa, y una alegría constante para nosotros los hinchas. Con Chaverra encendido, tenemos dinamita por esa banda.

Nuestros centrales son pura categoría. Nada de improvisaciones, acá hay firmeza, juego aéreo y salida clara desde atrás. Cada cruce, cada cierre, es un mensaje claro: “por acá no pasa nadie”. Esa solidez es clave si queremos llegar a una final y levantarla. ¡Atrás estamos bien parados, como debe ser!

Y ojo con los polivalentes, esos que uno no sabe dónde empiezan y dónde terminan. Daniel Londoño y Diego Moreno son pura entrega, versatilidad y cerebro táctico. Juegan donde sea, rinden donde los pongan y siempre meten el alma. Tener jugadores así es tener comodines de lujo, parcero. Es como tener varias cartas ganadoras en la misma mano.

El gol no nos falta, y eso es otro punto a favor. Tenemos variantes, tenemos diferentes formas de hacer daño. Hay cabezazo, remate de media, definición quirúrgica y hasta jugadas colectivas que son poesía. Cuando el equipo se conecta, no hay defensa que aguante. Y eso, parcero, en las finales pesa una tonelada.

Y no podemos cerrar sin hablar del profe Alejandro Restrepo, el arquitecto del sueño. Estudioso, trabajador, obsesionado con el detalle. Este man no deja nada al azar. Ha sabido leer los partidos, mejorar el equipo y sacar lo mejor de cada jugador. Con él al mando, la ilusión no solo es válida, es inevitable. ¡Este Poderoso va con toda y no lo para nadie!