La Galerna
·12 de dezembro de 2024
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·12 de dezembro de 2024
El Real Madrid femenino derrotó (0-3) al Celtic FC en la penúltima jornada de la fase de grupos de la Uefa Women’s Champions League. Los goles de Signe Bruun y Alba Redondo permitieron al equipo de Alberto Toril llevarse los tres puntos en un partido plácido y que alargará hasta el martes la lucha por el primer puesto con el Chelsea.
Sobre el papel, jugar un partido de Champions en Glasgow ante el Celtic siempre suena bien: club con solera, estadio mítico y gran ambiente de fútbol europeo. Sin embargo, y para desgracia del Real Madrid femenino, lo único clásico que encontró la expedición en su viaje a Escocia para disputar el quinto partido de grupos fue el frío de una noche de mediados de diciembre. En esta ocasión el campeón escocés no abrió las puertas de Celtic Park y con ello se esfumó la posibilidad de que los alicientes externos elevasen el cartel del choque. Pudiendo jugar sobre el mismo césped que pisaron hace sesenta años los Di Stéfano, Santamaría, Puskas o Gento, nada tiene que ver la hierba artificial del destartalado New Douglas Park de la ciudad de Hamilton.
El más que comprensible bajón escénico bien pudo explicar los primeros treinta minutos de partido, en los que no ocurrió nada. El Madrid, que llegaba con las bajas de Maëlle Lakrar y Melanie Leupolz, salió con Rocío Gálvez y María Méndez como pareja de centrales mientras que Filippa Angeldahl y Sandie Toletti poblaron el centro del campo. La principal variación se produjo en el costado derecho, ocupado por Oihane Hernández y Naomie Feller, mientras que arriba completaron el once Linda Caicedo, Caroline Weir y una Signe Bruun en estado de gracia con el gol. La diferencia con respecto al nivel del rival quedó clara en el encuentro disputado en Madrid, pero el ritmo lento, casi congelado, igualó las cosas por abajo.
Los goles de Signe Bruun y Alba Redondo permitieron al equipo de Alberto Toril llevarse los tres puntos en un partido plácido y que alargará hasta el martes la lucha por el primer puesto con el Chelsea
Aunque al borde de la media hora aún no se había contabilizado ningún disparo peligroso en una u otra área, al Real le bastaría con intentarlo para romper la igualada. Ese primer tiro, a cargo de Angeldahl, encontró a Weir en boca de gol tras un desvío y posterior despeje de la portera Kelsey Daugherty. La ’10’ empujó el balón a la red y empezó a celebrar con timidez, pero la bandera del fuera de juego lo invalidó. Las dudas sobre la legalidad de su posición, eso sí, no tardaron en olvidarse: en el reinicio de la jugada la zaga verdiblanca regaló la posesión a Caicedo, quien encontró a una Signe Bruun repleta de confianza y que no dudó en disparar desde lejos. El cuero, bien tocado, entró por la escuadra para confirmar el golazo. Uno más en su cuenta.
El partido se animó levemente, aunque las escocesas siguieron siendo incapaces de trenzar jugadas y crear peligro ante Misa Rodríguez. Para colmo, sus intentonas de sacar el balón desde atrás a menudo acabaron con intercepciones blancas. Del otro lado la historia era la contraria: la tibia presión del Celtic era superada sin quebraderos de cabeza y el balón se movía de lado a lado, si bien faltó verticalidad. Hasta el descanso, solo el tándem Olga Carmona-Linda Caicedo por la izquierda estuvo lo suficientemente activo. El acierto seguiría faltando, eso sí.
Lo que cambió en la segunda mitad fue el área de acción, ya que, como si de un relevo coordinado se tratase, Naomie Feller fue quien tomó el testigo del protagonismo ofensivo, ahora desde el costado derecho. Y sería por allí desde donde nacería el 0-2. Weir abrió el balón a la atacante francesa y nadie la encimó, por lo que tuvo todo el tiempo del mundo para levantar la mirada y buscar a Bruun en el área. Por descontado, allí estaba la ‘9’, presta a meter la cabeza sin miedo. Sin despeinarse, remató a la red con total naturalidad y sentenció el partido.
El carrusel de cambios que siguió permitió volver a ver a Athenea del Castillo y, de paso, confirmó que Sheila García es una de las jugadoras más en forma de la plantilla, pues sería ella quien daría la última asistencia de gol tras ingresar al campo. Habría que esperar hasta el 83, pero la acción fue casi calcada a la del tanto anterior, esta vez precedido de un córner botado en corto. Esquina derecha del área, centro de Sheila al corazón del área y cabezazo de la delantera apareciendo donde debe. No fue Bruun, porque para entonces ya descansaba y se arropaba en el banquillo, pero su papel lo ejerció Alba Redondo, también necesitada de goles y protagonismo.
La noche quedó en victoria de oficio sin nada que reseñar, por lo que cualquier cita memorable de fútbol europeo deberá esperar al futuro próximo. Sin ir más lejos, podría ser el martes: una primera victoria en la historia del equipo femenino ante el Chelsea sería la mejor señal antes de afrontar los cuartos de final de la competición.
Getty Images.