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La Galerna

·01 de dezembro de 2024

2-0: El Madrid quiere la liga

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El Real Madrid se impuso por 2-0 al Getafe en un partido tan marcado por un golazo de Kylian Mbappé como por la cantidad de otras ocasiones marradas por el astro francés. Ceballos, por otro lado, se postula cada día más como una buena opción para el centro del campo.

El encuentro se presentaba como una ocasión pintiparada, tras el Cumpleaños Feliz de Las Palmas al club cliente de Negreira, para ponerse a un punto de los blaugrana, con un partido menos. Lo planteó Carletto con una alineación que no gustó a nadie en las redes sociales madridistas, como es habitual. Banquillo para Endrick y Güler y galones para los habituales, excepto por Modric relevado por Ceballos y Fran García en lugar de Mendy. Hdz. Hdz. pareció llamar a Lucas Vázquez para indicarle que tampoco a él le gustaba el invento, pero en realidad era un problema técnico en la conexión con la casa de Clos Gómez, donde se halla la sala Z del videoarbitraje.


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Sorprendió el Getafe con una presión alta sobre la salida de balón de los blancos. Ceballos se aplicaba ayudando a los centrales a salir desde atrás. Cada vez que los blancos trataban de burlarla con su calidad técnica, recibían falta. En un gran pase del propio Ceballos a Rodrygo, pudo haber penalti sobre el brasileño. Hdz. Hdz. hizo lo que se espera de él: reverdecer laureles negreiriles.

El Madrid se fue asentando en cuanto a posesión, sin que esto derivara en ocasiones. Sí se veía un dinamismo de la tripleta atacante (Mbappé-Rodrygo-Brahim) en cuanto al trueque de posiciones. Se antojaba un partido de los que se cuecen a fuego lento, corriéndose el riesgo de que, pasado el tiempo de juego, ni con el horno a tope haya sido suficiente. Las continuas tarascadas y triquiñuelas getafenses llevaban trazas de triunfar, proveyéndoles de su enésimo empate. No sería así.

A Mbappé seguía sin salirle nada en este inicio, pero la actitud del público era generosa con el francés, llegando a corear su nombre como se ha visto en alguna ocasión anterior.

En un córner, se produjo un agarrón de manual de Nyom a Rüdiger. Minutos antes, Hdz. había tarjeteado al mismo jugador por un agarrón sobre el propio Rüdiger, pero al no estar el balón en juego no señaló la pena máxima, a pesar de que en Champions vimos cómo pitaban uno a favor del Barça con el balón parado ante el Milan. Esta vez sí lo señaló. Se miraron Kylian y Jude, y ante la aquiescencia del francés lo lanzó el británico, engañando a David Soria con más clase que toda la filmografía de George Sanders. Tercer gol de Bellingham en tres partidos consecutivos.

Respiró el equipo local ante la puesta en barbecho de los temores consignados más arriba. Y logró su segundo gol en un contragolpe sensacional, con gran salida de balón por parte de Valverde y pase en profundidad de Bellingham a Mbappé. El (absurdamente) cuestionado nueve la controló, dejó derrapar al defensa que le marcaba y, sin aventurarse a incursionar, optó por un disparo largo y técnicamente perfecto. El balón dio en el poste y se fue para adentro, como si Dios hubiera vacilado en una celestial tentación vinagrista. El resto de cosas que intentó en el primer tiempo le salieron mal (a Kylian, no a Dios), pero ese acierto aislado supo a gloria.

El segundo tiempo se inició con trazas de conformismo y un desconocido Hdz. deseoso de sorprender a propios y extraños pitando un nuevo penalti a favor del Madrid, pero el VAR le desautorizó. Una delicatessen de Kylian, picando el balón, estuvo a punto de propiciar un gol de Brahim, si bien Uche remató con violencia al poste a renglón seguido. Un gran pase de Valverde se tradujo en una ocasión de Mbappé, pero volvió a rebañar la pelota un defensa. Por lo menos, esta vez no estaba en fuera de juego. No se entiende que un jugador con esa arrancada no aprenda a esperar la décima de segundo necesaria para evitar el offside. Puede que sea cuestión de tiempo.

Ni la entrada de Güler parecía ser capaz de desactivar una atmósfera algo narcótica. Ancelotti sacó del campo a Rodrygo, pero en lugar de dar entrada a Endrick, que es quien quiere ver el público, metió en el campo a Modric. El buen criterio y los mejores pases de Ceballos eran casi lo mejor del segundo tiempo, aunque una espléndida combinación en la frontal entre Fran, Mbappé y el propio Modric acabó con un trallazo de Valverde que obligó a David Soria a hacer la parada de la noche.

Se animó el Madrid, y como resultado de esa nueva ola se dieron dos ocasiones de Mbappé de las que se hablará en los bares durante días. En una, solo ante Soria, se le fue demasiado largo el regate y la echó fuera después. En la otra, Soria acertó a rechazar su tiro franco dentro del área. Se lamentaba el público ante la posibilidad frustrada de un festín goleador para el francés, pero seguía predominando una actitud de ánimo para el jugador. Un comentarista aducía que no se entiende que la presión pueda a Mbappé cuando ya ha jugado partidos en, por ejemplo, Mundiales que además ha ganado. Pero vamos a ver, ¿es que la presión consustancial al Madrid se puede comparar con alguna otra?

Patrick (otra vez al palo) y Milla estuvieron a punto de marcar, para recalcar la laxitud de unos jugadores blancos ya más pendientes de San Mamés. También, en honor a la verdad, la tuvo Fran con el exterior, valiéndose de un pase de Güler, y en otra gran combinación entre el turco y Kylian selló el crack francés su mala fortuna. Ninguna de esta ocasiones se concretó. El Madrid queda en todo caso a un punto del cliente de Negreira. Ya llueve menos, lo acepte o no la intransigencia del entorno.

Getty Images

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