La Galerna
·21 de novembro de 2024
La Galerna
·21 de novembro de 2024
El Real Madrid femenino se aseguró un billete para los cuartos de final de la Liga de Campeones tras vencer (2-3) al FC Twente en el cuarto partido de la fase de grupos disputado en Holanda. Las blancas remontaron un gol inicial de Jaimy Ravensbergen con tantos de Linda Caicedo, Signe Bruun y Alba Redondo. Sophie te Brake recortaría distancias ya sin tiempo para más.
Aunque tanto piernas como mente pesasen a las jugadoras del Real Madrid apenas cuatro días después de la enésima y previsible derrota ante el FC Barcelona en la Liga F, pasar página con una noche de fútbol europeo era lo mejor que podía ocurrirle al equipo de Alberto Toril. El saco de interrogantes sigue escondido bajo la alfombra, pero mientras el balón está en movimiento todo se sobrelleva mejor. Incluso dando por hecho que el FC Twente que esperaba en el este de Holanda nada tendría que ver con el frágil equipo que salió goleado del Alfredo di Stéfano. A escasos diez kilómetros de la frontera alemana, en un estadio con 8.000 entradas vendidas y sobre un césped aún con restos de nieve que daban pistas de la temperatura ambiente, no habría tarde plácida.
El despliegue de las madridistas en la primera mitad tampoco ayudaría a hacer más llevadero el trance. Toril introdujo tres cambios respecto al partido del miércoles anterior (Rocío Gálvez, Sheila García y Sandie Toletti), todos pieza por pieza, y como era de esperar el guion no cambió en exceso. Si bien las locales volvieron a apostar por plantear un partido abierto y vivo, sin resguardarse atrás con vistas a inquietar la portería de Misa Rodríguez, en esta ocasión el Real careció de fluidez en el juego y de clarividencia al pisar área. A Caroline Weir y a Sandie Toletti, en el centro del campo, no terminaba de encendérseles la bombilla que tanto y tan bien ilumina al Madrid; y, en el costado zurdo, Linda Caicedo arrancaba con insistencia para errar en la toma de decisiones dentro del área.
Aunque este Real Madrid sigue teniendo mucho que aprender, hacerlo en unos nuevos cuartos de final de la Champions siempre será positivo para el futuro de la sección
La dinámica del partido, desde el prisma madridista, fue anquilosándose hasta el punto de pensar de vez en cuando en la calculadora, pues a fin de cuentas un empate no habría sido mal resultado tras el 7-0 anterior para las aspiraciones a medio plazo. El problema es que don fútbol es inmisericorde con los equipos que trasmiten cierta apatía, por lo que a la media hora el Twente se puso por delante tras una falta lateral servida a media altura por Alieke Tuin. Su balón llegó hasta el área pequeña y allí lo remató con su bota —circunstancia que pone bajo sospecha a la zaga blanca— la delantera Jaimy Ravensbergen, única cara nueva de las suyas con respecto al duelo en Madrid. Si la efectividad cayó del lado madridista la semana anterior, esta vez sucedió al contrario.
Por suerte para el Real Madrid, Caicedo vio recompensada su insistencia al borde del descanso, ya dentro de los minutos psicológicos de cualquier partido. La colombiana acertó con un quiebro hacia dentro del área que le permitió disparar duro para que la guardameta Olivia Clark firmase la primera parada de mérito. Su gran despeje, muy in extremis, no salió de la zona de peligro y Toletti no dudó en chutar una vez más. Aunque el balón no llegó a la portería, sí que fue a parar de vuelta a las botas de Linda Caicedo, que al fin pudo alzar los brazos para celebrar el empate. No hay certezas, pero tampoco dudas, de que el Madrid habría sufrido en caso de irse a la pausa por detrás en el marcador.
La tabla rasa del 1-1 dio una vida extra a las de Alberto Toril, quienes volvieron al verde conscientes de que debían aprovechar esta nueva oportunidad. Así y desde el reinicio, consiguieron encajonar al Twente mucho más cerca de su área, lo que se tradujo en recuperaciones más altas y en oportunidades de disparo desde la frontal del área. A pesar de que el despliegue de fútbol seguía sin ser nada del otro mundo, el escenario era diferente. Habría que esperar al 71’, eso sí, para volver a ver a Caicedo hacer de las suyas, ahora desde la derecha. Por entonces las defensoras ya acudían con toda la prudencia del mundo, y al pisar área tuvo unos valiosos segundos de margen con los que sacar un centro raso que de primeras aprovechó Signe Bruun para mandar el cuero a la red.
Con el 1-2 culminó la danesa un nuevo partido de mérito, de nueve trabajadora dedicada no tanto a mirar a la portería sino a ofrecer vías de escape a sus compañeras. Chocó con todas las defensas, recibió leña hasta sangrar y estuvo genial en una de sus especialidades: la descarga de balones de espaldas. Así llegaría el tercer gol del Madrid, con Bruun haciendo el trabajo sucio para que Alba Redondo, de piernas frescas, pudiese plantarse en uno contra uno con la portera y resolviese disparando a la red con mucho temple. Un minuto antes, todavía con 1-2, el Twente se encaminó al empate hasta que Maëlle Lakrar barrió cual camión de la basura una intentona local que sin su intervención habría acabado en la red. Cuando apenas 180 segundos después Sophie te Brake batió a Misa con un golazo desde la frontal ya era tarde.
El fútbol es un deporte de momentos clave, a veces fortuitos, inexplicables o incomprensibles, que definen las aspiraciones de todo equipo. Y aunque este Real Madrid sigue teniendo mucho que aprender, hacerlo en unos nuevos cuartos de final de la Champions siempre será positivo para el futuro de la sección.
Getty Images.