Futbolete.com
·01 de novembro de 2024
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El clásico paisa de la semifinal de Copa BetPlay tuvo un inicio especial y cargado de emociones, con un homenaje inolvidable al legado de Pedro Sarmiento, quien dejó una huella profunda en el fútbol antioqueño.
Jaime Alvarado, jugador del DIM y David Ospina, arquero de Atlético Nacional, rindieron tributo al histórico técnico portando camisetas con un profundo significado durante los actos protocolarios. Con ese gesto, ambos jugadores recordaron la grandeza de Sarmiento, un hombre que vivió el fútbol con pasión y que dejó en ambos equipos una marca imborrable de liderazgo y entrega.
Alvarado, con la camiseta del DIM que dirigió Pedro (campeón de liga en 2004), trajo a la memoria de los aficionados la gloria de aquella final inolvidable, en la que el Poderoso venció a su eterno rival con el empuje y sabiduría de Pedro en el banquillo. Esa camiseta no era solo una prenda, sino un símbolo de la lucha y el trabajo de un equipo que supo hacer historia de su mano. Al salir al campo con este homenaje, Alvarado recordó a todos que ese logro sigue vivo en el corazón del Medellín y que Sarmiento, a pesar de su partida, siempre será parte de la familia poderosa.
Por su parte, David Ospina, portó la camiseta verde con el número 6, un dorsal que Pedro lució cuando defendió los colores verdolagas en su época de jugador (Bicampeón de Liga). Ospina, quien sabe lo que significa el respeto a la historia, honró así a un referente que dejó una enseñanza en cada rincón del equipo. Su imagen con la camiseta y el número de Sarmiento fue un recordatorio conmovedor de que las leyendas no se desvanecen, sino que viven en cada rincón del campo y en cada recuerdo de los hinchas.
Este homenaje de Alvarado y Ospina fue un mensaje poderoso de que, aunque los colores dividan en la cancha, el fútbol une en los momentos que realmente importan. La memoria de Pedro Sarmiento estuvo presente en cada jugada, en el aliento de la hinchada y en los corazones de todos los presentes. El clásico paisa de esta semifinal de Copa BetPlay fue más que un partido: fue una celebración de la vida y legado de un hombre que entregó todo por el fútbol antioqueño, recordando que, como él mismo lo enseñó, la pasión por el fútbol nunca muere.
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