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La Colina de Nervión
·18 de fevereiro de 2025
El purgatorio
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La Colina de Nervión
·18 de fevereiro de 2025
Victoria clara, la más clara de la temporada. La solidez del equipo fabricado por García Pimienta responde cuando los nombres se borran de la alineación. Era un día difícil, con muchas bajas, ante un rival aparentemente fácil. La cantera se manifestó. Juanlu demostró por qué es tan deseado fuera de Sevilla Fútbol Club, algo que para mí, hasta el domingo, era un misterio. Vargas esconde tras su innegable calidad a un guerrero abnegado. Agoumé es una de mis debilidades. Romero derribó la grada del frío. Nyland, ese hombre tranquilo, descansó. Tres puntos más y vámonos.
Esto no cambia nada en mi confianza en el ‘modelo de negocio’ que se quiere recuperar. Orta parece haber leído a Hume, eso dijo cuando presentó a Sergio Ramos; sigue sin releer a Keynes: demasiado riesgo para un modelo en sí mismo riesgoso, pero aun así los Benavente del mundo deberán callar una semana más.
Después del partido del Sevilla Fútbol Club en Valladolid, me vino a la memoria lo que decían los viejos sevillistas a mi padre en aquellas tardes de los sesenta, con perfume a coñac ulceroso, pistolín estridente y Celtas sin boquilla, camino del Pizjuán: “Ahí vamos, al purgatorio”. A mi inconsciente palangana, Valladolid le sabe a equipo viejo, al bravo Lizarralde y al elegante Redondo, a Carrusel Deportivo (¡informo Boquillas Fargas!), en una radio en las Candelarias, frontera con Los Pajaritos (final de Federico Mayo Gayarre en concreto).
Pues en ese lugar de tránsito, el purgatorio, nos hemos instalado los aficionados del Sevilla Fútbol Club en estos últimos dos años. No tanto por los resultados objetivos como por el estado de ánimo colectivo. Este estado no ha impedido que cerca de 1.000 sevillistas hayan ido hasta Pucela. Al fin y al cabo, el purgatorio se diferencia del infierno en la esperanza cierta de que al final todo saldrá bien.
Ya sé que hablar de purgatorio a las nuevas generaciones les puede sonar tan raro como hablar en arameo. Celebro, como el que más —soy ateo radical— el laicismo expansivo de nuestra sociedad, pero no me alegra para nada el innecesario y abusivo precio que debemos pagar por ello: el analfabetismo teológico. Aquel que hoy mire solo con las lentillas teológicas no debería pasar ningún control antidopaje, pero aquel otro que ignore por completo la teología tampoco superará ningún test de Alzheimer cultural. El pintor catalán Antoni Tàpies escribió: “La sabiduría, la ciencia y la imaginación artística pueden aparecer en los lugares más inesperados; en ocasiones en los más humildes y los más arcaicos”. En el Nuevo Zorrilla apareció, y aquella parte de la afición del Sevilla Fútbol Club aquejada de melancolía debe saber que el purgatorio es solo el atrio de la gloria.
«Ningún lenguaje humano puede describir completamente la alegría que sienten las almas en el Purgatorio por la certeza de su destino final.» (Santa Catalina de Génova)