lavidaenrojiblanco.com
·28 de novembro de 2024
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Creo que ha llegado el momento de hablar de Samuel Lino. Ahora que todo empieza a funcionar, el equipo empieza a tener un estilo reconocible y que Simeone pone sobre el césped a los que se lo merecen… toca tratar el tema del brasileño.
Lino no es el jugador del año pasado ni de lejos. Tampoco el que jugó en Valencia o en Portugal. Reconozco que me ilusioné y esperaba que esta temporada la rompiese, al igual que con Riquelme. Le exigía un paso al frente, pero es que ha dado cinco hacia atrás.
Más allá de sus pobres estadísticas, lo peor son las sensaciones que deja sobre el campo. Empiezo a pensar que existe algún problema psicológico y que el chaval ha perdido la confianza. Cuando el balón llega a sus pies, su primera opción es ir hacia atrás, hacer un pase fácil a Galán o Reinildo y abrirse en banda. También suele retroceder y buscar a Griezmann, aunque la jugada pida a gritos ser continuada hacia adelante o un pase a, por ejemplo, Sorloth.
Samu Lino juega con miedo y lo perciben los rivales. Cuando corre por la banda se nota que no está seguro con sus regates, no se va de nadie, se tropieza, se lía el solo y, en el caso de que se escape del defensa, se bloquea y toma decisiones que normalmente suelen ser erróneas: pasar hacia atrás o hacer un tiro desesperado de media potencia que es un caramelito para el portero.
No queda nada de ese Lino que regateaba por banda izquierda, que abría el campo y que era un cuchillo al espacio. Tampoco de ese jugador que rompía líneas y se quedaba solo ante el portero. Y qué decir lo bien que vendrían a Sorloth esos centros laterales que, una vez recortado al defensa e irse hacia dentro, colocaba la pelota en el punto de penalti: así Morata anotó unos cuantos goles el año pasado.
Ahora Lino no está y creo que ni se le espera, necesita un descanso mental. No tiene nivel para jugar ahora de titular en el Atleti y no llega a ser un revulsivo. El otro día frente al Alavés se vio cuando, al tener casi la portería vacía, se vino abajo tras lanzar la pelota al larguero. El Lino de la temporada pasada no se habría derrumbado, seguiría intentándolo y, al final, le hubiesen salido las cosas. Estoy seguro de que volverá porque le necesitamos y porque es un buen chaval… aunque no sé cuánto tiempo habrá que esperarle.