Maryury Sánchez: “Quiero dejar una huella imborrable para las próximas generaciones” | OneFootball

Especial Ernesto Farrell, Buenos Aires, Argentina.- “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”, reza el verso XLIV de la obra “Proverbios y Cantares” del poeta español Antonio Machado, glorificados en la música de Joan Manuel Serrat en “Cantares”. Una oda, un recuerdo -intimo y público- sobre la relación entre el ser humano y su destino, en un camino eterno donde estamos de paso y obligados a crear desde el inicio.

Si los versos y melodías de Machado y Serrat, los contextualizamos en el futbol femenino, obtenemos la metáfora perfecta. Dentro del mundo deportivo, pocas disciplinas tienen tan marcados los tratos según el género, que el futbol femenino. Basta con ver el recinto y las condiciones en las cuales juegan, profesionalmente, el futbol masculino y el femenino, los salarios y las garantías en los contratos. Ello, sin hablar del sexismo, acoso y descalificaciones que reciben las jugadoras por parte de los consumidores del fútbol y, en no pocas oportunidades, del sector comunicacional.

Por ello, es de celebrar que existan jugadoras claras en sus ideas, en las realidades del fútbol femenino y en la declaración de querer “dejar una huella” en este deporte. Maryury Sánchez, venezolana, “aurinegra” hasta diciembre del año pasado y “calamar” en este 2025, es una de ellas.

En la tarde del primero de marzo, en las instalaciones de las canchas alternas del Club Deportivo Platense (donde comparte con otra venezolana, Yosneidy Zambrano), al norte de la Ciudad de Buenos Aires. Maryury celebraba su cumpleaños, con el dorsal 8 en la espalda y ratificando su titularidad desde que se integró a su nuevo club, el cual empató 1-1 con Velez Sarfield. Manteniendo, en ese momento, el invicto en 3 fechas y estar en el cuarto lugar en la tabla de posiciones.

¿Cuáles son las sensaciones, desde que llegaste a Platense?

Jugué con el club de mis amores, el Deportivo Táchira, hasta finales del año pasado. Desde febrero me encuentro aquí jugando con “el calamar” (así le llaman al equipo de Platense), una institución que también aspira a grandes cosas. Haciendo nuestro trabajo, como jugadoras profesionales de fútbol, para estar entre los primeros 8 en el Campeonato. Aportar, desde la distinción como jugadoras extranjeras (ella y Yosneidy), ese grano de arena con la experiencia que tenemos.

¿La experiencia proviene del roce competitivo?

Sí, claro. Incluso de la Liga Venezolana, que no tiene tanta continuidad, donde se juega cada 15 días y por 6 meses en el año. Acá, en Argentina, se juega cada semana y durante todo el año. Eso nos obliga a nosotras, como jugadoras venezolanas, a buscar un poco más, desde la competitividad futbolística.

La prensa de Platense considera que tu presencia es muy positiva y le da experiencia al plantel, tanto dentro como fuera del terreno.

Tengo la bendición de seguir jugando al fútbol, algo hermoso y que lo vivo día a día. Puedo decir que mi cumpleaños, el día de hoy, es uno muy feliz, pues lo celebro haciendo lo que hago, lo que amo, al lado de gente maravillosa que he coincidido en todos estos años. Pero más que la experiencia, es la entrega. Hay jugadores que llevan toda una vida jugando futbol, pero no han dejado una huella. Yo quiero dejar una huella imborrable en las nuevas generaciones, que vean que me entregué a esto. Que nunca guardé nada y lo dejé todo, a pesar de los errores, pero sin negociar esa entrega.

¿Maryury, Cómo ves a “las guerreras” del Deportivo Táchira, los cambios en la dirección del equipo y las condiciones en las cuales se juega el futbol femenino en la liga venezolana?

A Ezequiel Moreno (nuevo entrenador del Deportivo Táchira) lo conozco, estuve con él cuando fui refuerzo de ADDIFEM en la última Copa Libertadores. Llega al equipo porque es el campeón actual del futbol femenino y creo que eso es a lo que se aspira con su llegada. Desde que se creó el torneo en 2017, el Táchira ha invertido para ello. Es un hombre de mucho futbol, al igual que nuestro anterior estratega, Miguel Echenausi.

El Pochito es un “tipazo”, muy reconocido a nivel nacional e internacional, del cual lamento no haya podido continuar su gran trabajo en el equipo. Estoy segura que de ese trabajo quedaron muchas chicas con la esperanza de seguir en el Deportivo Táchira. Se hizo una movida bastante grande de jugadoras, pero no es por lo que haya dejado de hacer el Táchira. Es la institución que más respeta a las jugadoras de fútbol en el país y se distingue del resto de los equipos femeninos en eso mismo, el respeto, aseguro Maryury.

¿Desde dónde se debe garantizar ese respeto?

Hay mucho irrespeto desde otros clubes, otros equipos. Pero la responsabilidad parte de la Federación, donde se está permitiendo que esto suceda. Ojalá que, con los cambios que se están haciendo en la dirección técnica del futbol femenino, luego de 6 meses sin dirección, se le dé un poco más de forma y figura a los lineamientos de lo que debe ser la Superliga Femenina de este año. Que se crea más en lo nuestro y se explote nacional e internacionalmente. Que las chicas que quieran jugar al fútbol se vean como profesional en nuestro país, se sientan bien, cómodas, respetadas, y no mirarse fuera de las fronteras, con el objetivo de poder alimentarse o mantenerse.

Hay voces, nacionales e internacionales, que afirman que el futbol femenino “es un gasto”

Para nada. El futbol femenino no es un gasto, todo lo contrario, es una inversión, a mediano y largo plazo. Que tiene que verse empresarialmente como un negocio. Vean a Corinthias (campeonas de América 2021, 2023 y 2024), para ese club no es un gasto, es un negocio, ¡y mira cuánto le genera!. Observemos al Cali, como ellos sacan una Linda Caicedo (20 años, Real Madrid, segundo lugar The Best FIFA 2023).

Con este nuevo equipo técnico al frente de la selecciones femeninas, donde apuestan al desarrollo local por sobre la “exportación” de jugadoras en formación. ¿hay expectativas de cambios en el futbol femenino? ¿habrá un llamado para Maryury Sánchez?

Más allá de volver o no -estuve 5 años en distintos procesos, desde las inferiores- es poder ver el crecimiento y evolución de esas chicas, que antes eran 800 jugando y ahora son 500. Cada vez se reduce más el número de jugadoras. O ver que aquellas que migraron con sus familias y hacen vida en otro país, puedan decidir jugar con la selección de Venezuela, el país del que son oriundas. Pero, siempre y cuando, exista un plan de contingencia, una estructura desde donde la FVF se haga cargo de apoyar y respaldar a los equipos, los clubes, para que esas jugadoras puedan mantenerse y hacer vida en el equipo, y garantizar que la Liga tenga visibilidad.

¿Cómo se logra esa visibilidad a la que haces referencia?

Sin ir muy lejos: los videos. Si una jugadora, hoy en día, no tiene, no cuenta, con video, no consigue club. En mi caso, gracias a que tengo videos, pues el Deportivo Táchira es el único club en Venezuela que graba a sus jugadoras, mis representantes pueden ir a conseguirme un contrato. Es importante que la jugadora tenga las herramientas para poder acceder a un representante, a alguien que cuide de sus intereses. Le mantenga la continuidad deportiva y le permita dormir tranquila. En el futbol en Venezuela, nadie graba, nadie se hace cargo de los temas médicos, las lesiones graves. Por eso, muchas de las jugadoras venezolanas, ni siquiera optan por jugar en el país y cruzan la frontera. Creo que las jugadoras de futbol, hemos fallado en no unirnos, hacernos fuertes y exigir lo justo para el futbol femenino, para nosotras.

“Caminante son tus hullas y el camino nada más. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Y así, junto a Machado y Serrat, Maryury Sánchez sigue haciendo camino para dejar esa huella imborrable en el fútbol, en la vida.