Por fin, Ceballos | OneFootball

El sevillano atraviesa su mejor momento en el Madrid desde que fichó, en 2017, y se postula como indiscutible en el once titular.

El Real Madrid cerró con una victoria feliz y abultada su duelo ante Las Palmas en el Santiago Bernabéu, un encuentro en el que pudo hacer más de los cuatro goles que anotó (el VAR anuló otros tres), pero en el que también se fue con una lección que aprender tras ese gol de Fabio Silva a los 27 segundos de partido. Salir sin tensión se paga caro ante cualquier rival, pero el Madrid recondujo su camino por medio del balón y lo hizo gracias a una actuación excepcional de un futbolista que por fin aparece como serio candidato al once titular del equipo blanco: Dani Ceballos.

El sevillano empezó como todos, algo frío en esa jugada en la que Las Palmas se adelantó. Él mismo lo reconoció tras el duelo. Tardó poco en calentarse y finalizó con unas cifras que hablan no sólo de un centrocampista dinámico que mueve a su equipo de lado a lado; también de un jugador esforzado que terminó con más recuperaciones que nadie (10). “Hoy era el día en que me salía todo, ¡hasta he robado un balón de espaldas!”, confesaba tras el choque. No se quedó solo en eso: creó tres ocasiones, dio bien 73 pases de 79, intervino la friolera de 101 veces (el segundo en el Madrid, Bellingham, lo hizo 80), se impuso en cinco de siete entradas y provocó tres faltas. No le hizo falta rematar para ser venenoso.

Y el Bernabéu, sabio con este tipo de jugadores, le premió con una sonorísima ovación cuando se fue sustituido en el minuto 83 para dar entrada al canterano Chema, que debutaba de blanco. “Agradezco a la afición que me reconozca”, explicaba con los medios en zona mixta. Y no ocultó que está cerca de su mejor nivel de blanco, si es que no lo ha alcanzado: “Es de los momentos con más confianza desde que estoy aquí. Debo seguir trabajando para ponérselo difícil al míster”. Por lo pronto, descartó salir en este mercado de invierno al Betis, pese a que el equipo hispalense anda detrás de ello.

Ceballos llegó en 2017 procedente del Betis a cambio de 16,5 millones de euros tras haber brillado con el equipo sevillano y también con la Sub-21, con la que fue subcampeón del Europeo de ese verano (luego sería campeón en 2019). Aterrizó en un Madrid de Zidane en el que costaba entrar y tampoco mostró el francés demasiado interés por hacerle sitio. La competencia (Kroos, Modric, Isco, Kovacic…) era demasiado importante. Lopetegui y Solari mostraron más interés en él, pero volvió Zidane y Ceballos, que había hecho declaraciones altisonantes relativas al técnico francés, supo que no tenía sitio de blanco.

Emery se lo llevó cedido al Arsenal y allí encajó del todo a las órdenes de Arteta cuando este se hizo con el banquillo ‘gunner’. Fueron dos temporadas en Londres en las que acumuló minutos para volver al Madrid con la llegada de Ancelotti. A las órdenes del italiano ha habido de todo, momentos con más peso y con menos, pero en esta, su sexta campaña en el primer equipo blanco, Carletto se entrega a él más que en ninguna otra: ya ha sumado 912 minutos este curso, más que en todo el anterior (892′) y las carencias de la plantilla blanca tras la salida de Kroos le hacen especialmente atractivo para ganarse un sitio fijo en el once tipo del Madrid.

El ‘Kroos’ de este Madrid

Le favorecen además las circunstancias: sin centrales, Tchouameni suele tener que jugar en la defensa, lo que libera una plaza en el medio. Camavinga anda encadenando lesiones que le cortan la regularidad. Y Valverde puede que tenga que rendir también en ciertos momentos en el lateral para dar algún descanso a Lucas o para partidos de alta intensidad ante rivales directos. Todo ello hace que llenar dos de las tres plazas del medio (una es de Bellingham y es inamovible) sea más complicado de lo que parecía. Y en estos momentos, Ceballos y Valverde parecen los fijos en ese doble pivote, dejando a Modric en la recámara como revulsivo en los minutos finales, cuando las piernas no están tan frescas y la experiencia del croata tiene peso específico.

Pero no es sólo cuestión de cantidad; lo es también de calidad. Kroos decidió colgar las botas el verano pasado y el Madrid pensó que con lo que había en plantilla, alcanzaba. Que este equipo tocaría menos y correría más, pero desde el primer momento se vio que sin un jugador que conecte defensa y ataque como hacía el alemán, hasta las tareas más básicas, como sacar el balón desde atrás ante la presión del rival, no salían de forma natural. Ceballos es, con sus diferencias, ese tipo de centrocampista, en oposición a otros del equipo (Camavinga, Valverde, Tchouameni…) con un marcado perfil físico o de juego en transición rápida. Conclusión: ahora mismo, el Kroos del Madrid es Ceballos. Por fin, Ceballos.

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