OhNacional
·26. April 2025
La promesa que Zúñiga le cumplió a su mamá gracias a Nacional

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·26. April 2025
¡Parceee! Hoy les vengo a hablar de un crack que no solo dejó huella, sino que marcó toda una generación de Nacional : ¡el gran Camilo Zúñiga! Ese pelao de Chigorodó que desde que pisó la cancha con la verde puesta, mostró que tenía más talento que una orquesta en feria.
Desde chiquito, Zúñiga se metió en el corazón de la hinchada, parchado en esa banda derecha, tirando caños, gambetas, y dejando tirados a los rivales como si fueran conos, ¡una locura total!
Camilo fue mucho más que un jugador, parce, fue pura verraquera y corazón en cada jugada. Cada vez que se ponía la camiseta de Nacional, uno sabía que el man iba a sudarla como un berraco. ¡Era todo garra, pasión y alegría! Se volvió símbolo del aguante, de esa energía que hace que el Atanasio vibre, parce. Cuando Zúñiga arrancaba en velocidad, hasta el pasto temblaba, mano, ¡era como ver una moto a toda!
¿Y saben qué es lo más áspero, mi gente? Que Camilo no se quedó en promesa, no, señor. Nos ayudó a levantar títulos, a escribir páginas doradas en nuestra historia, mientras afuera los clubes de Europa ya nos lo querían robar. ¡Pero acá primero dejó su nombre tatuado en nuestras memorias! Cada pase, cada regate, cada barrida, fue como una poesía escrita en verde y blanco, ¡pura magia paisa, ome!
Hasta cuando se fue al exterior, el parcero nunca dejó de ser verdolaga de corazón. Siempre, siempre que habla de Nacional se le ilumina la cara, como si estuviera recordando la mejor época de su vida. Porque Nacional, parce, no es un club más… ¡es familia! Y Camilo, sin duda, es uno de esos hijos pródigos que siempre va a tener la casa lista para cuando quiera volver, porque la hinchada lo ama como se ama a un hermano de sangre.
Así que ya saben, parceros, cuando hablen de ídolos, pónganse de pie y aplaudan a Camilo Zúñiga. Un bacán que nació para ser leyenda, que en cada jugada gritaba “¡esto es Nacional, carajo!”, y que hoy sigue siendo orgullo pa’ todo aquel que lleva esta pasión en el alma. ¡Camilo, siempre serás eterno en el corazón verdolaga, parce, te lo decimos con el alma: gracias infinitas, ídolo!
Parceros, esto sí es de gigantes. Cuando era niño, Camilo le dañó la nevera a su mamá y para que no le pegara le dijo que cuando se convirtiera en profesional le compraría una nueva. Y así fue, cuando llegó a las inferiores de Nacional hizo feliz a su madre con el regalo que le había prometido.
Una de esas historias que nos dejan los ojos húmedos y nos deja en claro que el fútbol no es solo un deporte…
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