Orgullo Rojo
·11 January 2025
Orgullo Rojo
·11 January 2025
Luis Fabián Artime, actual presidente de Belgrano de Córdoba, sorprendió en una conferencia de prensa al recordar uno de los momentos más difíciles de su carrera como futbolista: el penal fallado que definió la final de la Supercopa 1989 entre Independiente y Boca. Aquel error, ocurrido hace más de 35 años, quedó grabado tanto en su vida como en la historia del fútbol argentino.
"El penal que erré en Independiente me marcó mucho en lo futbolístico y en la vida, pero la verdad, hizo que llegara a Córdoba. Si yo metía el penal capaz que me iba a Europa y Córdoba no la pisaba nunca. En la vida tenemos una fecha de vencimiento en la nuca y nosotros no la vemos", reflexionó Artime. En un tono entre nostálgico y resignado, agregó: "Me lo atajó Navarro Montoya, pateé como había que patearlo, a media altura, el Mono no atajaba nunca un penal y a mí me lo atajó, je".
Aquel 6 de diciembre de 1989, en una repleta Doble visera de cementi, Artime fue el único jugador que no logró convertir en la tanda de penales. Esa atajada de Navarro Montoya le dio el título a Boca en un certamen internacional que, con el tiempo, se convirtió en un trofeo icónico para el fútbol sudamericano.
Lo curioso es que el destino parece haberle dado a Independiente su revancha. Cuatro años después, en la final de la Supercopa 1994, el Rojo derrotó a Boca por 1-0 en Avellaneda con un gol de Sebastián Rambert, y al año siguiente, en 1995, alcanzó el bicampeonato en el Maracaná ante Flamengo, consolidándose como el máximo ganador de esta competencia. Esa Supercopa, que reunió a los mejores equipos campeones de América, quedó en manos de Independiente como máximo ganador con dos títulos, al igual que la Libertadores y la Sudamericana, reafirmando su supremacía internacional.
Para Artime, ese penal no solo fue un momento decisivo en su carrera sino también un punto de inflexión en su vida, ya que terminó llevándolo a Córdoba, donde se convertiría en un emblema de Belgrano. "Las cosas pasan por algo", concluyó, dejando entrever que aquel error fue, en el fondo, una jugada más del destino.